Rafael Moneo hace historia de sus trabajos de los años noventa
La Fundación Miró y el Colegio de Arquitectos albergan exposiciones paralelas en Palma
'Los años noventa pueden considerarse un capítulo con sentido en mi propia carrera', asume el arquitecto Rafael Moneo (Tudela, 1937) al narrar la singularidad que supone ver agrupadas y explicadas, 'como si de una familia se tratase', sus obras civiles y monumentales. El ciclo tiene dos hitos simbólicos: una estrella mironiana y la cruz cristiana: la sede de fundación Pilar y Joan Miró de Mallorca, de 1992, y la catedral de Los Ángeles (Estados Unidos), que se abrirá en otoño de 2002.
Las biografías de estos dos edificios-escultura, con grandes vacíos internos, distintos en volumen y sentido pero emparentados en 'la luz' y 'la atmósfera' interior, dominan las dos muestras paralelas que, en la fundación y el Colegio de Arquitectos de Baleares, de Palma de Mallorca, se ofrecen desde ayer hasta el 16 de junio y el 31 de mayo, respectivamente.
La doble exposición documenta con maquetas, fotografías, notas y memorias personales de Moneo aquellas construcciones y su serie: los edificios ya listos de los museos de Estocolmo, Tejas, el Kursaal de San Sebastián, el Auditorio de Barcelona, las bodegas Chivite de Navarra, el edificio municipal de Murcia y la casa de Cultura de Don Benito.
La coda es un estrambote sin cerrar, la ampliación del Museo del Prado. Moneo confiesa que es 'el proyecto que más quebraderos de cabeza' le 'ha dado', por 'el tiempo y el esfuerzo'. Pero observa una 'razón de peso' para incluirlo: 'Atañe a todos los españoles. Celebraría tanto que llegase a buen fin'.
El trabajo del arquitecto 'no permite la inmediatez' y el creador ve sus construcciones 'como episodios aislados y singulares', aunque vive con sus obras 'un plazo de seis a diez años'. Moneo ofrece, sin embargo, en sus relatos 'la mecánica explicativa', asegura el arquitecto Luis Fernández-Galiano en un catálogo que se ha construido bajo control personal de Moneo. El mismo empeño ha puesto en las instalaciones, cediendo textos y notas de viaje, verdaderos bocetos de perspectiva final, cazados en instantes sobre cuadernos vulgares, o en un vuelo en avión.
Aurelio Torrente, director de la Fundación Miró, recuerda que se cumple una década del nuevo museo vivo de Palma, construido junto al extraordinario estudio para Miró de Josep Lluís Sert, sobre un solar donado por la familia de Joan Miró, y que fue pagado con fondos aportados por su viuda, Pilar Juncosa, al subastar cuadros de su colección. 'Moneo quiso hacer un homenaje público a Miró, es justo devolverle el tributo'.
La comisaria, Piedad Solans, razona que se ha evitado una secuencia cronológica y subraya que la obra de la Fundación Miró se inscribe en 'la adaptación al lugar, a la tipografía propia del mundo de la geografía y arquitectura mediterránea, no sin violencia'.
En la catedral de Los Ángeles, Moneo, según Solans, 'se extiende en horizontalidad, el simbolismo se eleva en un espacio que asciende, para crear en los fieles la idea de la verticalidad de la ascensión. Elementos que se repiten en Palma: el alabastro, el filtrar la luz antropológica, tamizada por el hombre'. 'La catedral tiene su origen en la fundación', asumió ayer Rafael Moneo, que cree que el engarce Palma-Los Ángeles 'no cae en la condescendencia con lo anecdótico'.
Moneo explicó anoche en la Fundación Miró, abarrotada depúblico, 'cuánto' le 'asustaba' enfrentarse 'a un tema y un asunto de tanta complejidad'. Vinculó símbólicamente el proceso a la figura de Fray Junípero Serra, evangelizador y urbanizador de California, y aludió a Jorn Utzon y a Francisco Sainz de Oíza como los 'maestros' a los que más debe. Los tres construyeron y tienen casa en Mallorca.
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