Miles de fieles exigen justicia en el funeral por el arzobispo de Cali
Las FARC señalan a un 'capo' de la cocaína como inductor del crimen
El presidente de Colombia, Andrés Pastrana, prometió ante más de 20.000 personas, que a gritos pedían justicia, que el crimen del arzobispo de Cali, Isaías Duarte, no quedará impune. 'No descansaremos hasta no castigar a los autores materiales e intelectuales', aseguró ayer Pastrana al concluir el último adiós a Duarte, asesinado el sábado. La guerrilla de las FARC acusó a Diego Montoya, un capo del narcotráfico.
Ricardo, uno de los sobrinos del prelado, pidió a los colombianos 'no callar ante la maldad que genera el narcotráfico, la guerrilla, los paramilitares y la corrupción'. El sobrino intervino en la ceremonia religiosa, que fue presidida por el cardenal Pedro Rubiano, en la plaza Caycedo, en pleno centro de Cali.
Para muchos existe la certeza de que detrás de este crimen se encuentran las mafias del narcotráfico, que financiaron campañas al Congreso. Los grupos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) han desmentido las versiones sobre su participación en el asesinato. El ELN, acusado por los paramilitares de ser autor del crimen, estudia en este momento en La Habana la posibilidad de una tregua. 'Cada vez que damos pasos hacia la paz, la ultraderecha se atraviesa', manifestó desde la capital cubana, el comandante del ELN Pablo Beltrán.
Por boca del comandante Pablo Catacumbo, la guerrilla de las FARC señaló ayer al capo del tráfico de cocaína Diego Montoya como el hombre que había ordenado el asesinato del arzobispo de Cali. Este capo de la cocaína tiene una orden de busca y captura en Colombia y una petición de extradición solicitada por Estados Unidos.
Colombia amaneció ayer con otra noticia preocupante: el proceso por narcotráfico abierto en Estados Unidos contra tres miembros de las FARC que los coloca a las puertas de la extradición. 'A todos estos individuos los queremos juzgar en nuestros tribunales', dijo el fiscal general del Estado de EE UU, John Ashcroft.
Los implicados en la investigación son Tomás Molina, El negro Acacio, y dos hombres más del frente 16 de las FARC, que opera en la zona suroriental de Colombia. 'Recurriremos a todos los medios para asegurar que sean capturados', advirtió el alto funcionario estadounidense. A los tres guerrilleros se les acusa de participar en una red de narcotraficantes que enviaba cocaína a Estados Unidos. El negro Acacio, de 35 años, es el responsable de la estructura de tráfico de droga y armas de las FARC, según los militares colombianos.
'Es un hecho preocupante', manifestó a este diario el analista político Alfredo Rangel. 'A la larga creo que la solución al conflicto habrá de ser fruto de una negociación y las FARC no llegarán a un acuerdo de paz si tienen la certeza de que sus jefes serán extraditados', comentó.
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