Un sobrino de Luis Rosales novela los últimos días de Lorca en la casa de su familia en Granada

El silencio de los Rosales (Planeta Fábula) recrea los últimos días de Federico García Lorca escondido en la casa de su amigo el poeta Luis Rosales. Su sobrino Gerardo Rosales (Granada, 1949), pintor cercano al pop-art, es el autor de un libro documentado a partir de los recuerdos familiares, en el que describe los 'errores' de su familia y los de la propia familia de Lorca. Una novela que pretende revelar con detalle cómo transcurrieron en el número 1 de la calle Angulo de Granada los días que precedieron al fusilamiento del autor de Poeta en Nueva York.

'Ésta era una historia que tarde o temprano tenía que escribir', señala el autor, quien explica que eligió la ficción como vehículo porque no todo lo que cuenta 'se puede demostrar'. 'Se han escrito muchos ensayos y muchas biografías sobre este tema, me parecía que insistir sobre lo mismo no tenía mucho sentido. El ensayo te frena, hay cosas que se saben, pero que no se pueden documentar. La mejor manera era una novela porque la ficción se podía acercar con mayor realismo a lo que ocurrió aquellos días'.

Según Gerardo Rosales, su novela aporta conversaciones y detalles íntimos hasta hoy desconocidos y describe la situación 'tan comprometida' en la que quedó la familia Rosales. 'Tanto la familia Rosales como la del propio Lorca cometieron muchos errores', afirma el escritor. 'No hablo de errores intencionados, sino de errores que sólo se ven desde la perspectiva actual. En aquel entonces, las consecuencias eran imprevisibles'.

Después de refugiarle en su casa, los Rosales prepararon incluso un plan para sacar a Lorca de Granada sin su permiso, 'pero no dio tiempo'. Antes, los falangistas hicieron violentos registros en la casa de la familia Lorca. 'Destrozaron su piano, rompieron tinajas, colchones', cuenta Gerardo Rosales, quien en el libro relata cómo Concha, la hermana de Lorca, se vio obligada a confesar dónde estaba 'para que no mataran a su padre'. Poco después, los falangistas, siempre según el autor, abordaron a Antonio Rosales, otro de sus tíos, a quien describe como 'un hombre acomplejado', para confirmar que el poeta estaba en su casa. 'Él se dio cuenta de que ya lo sabían y lo confirmó'.

Exceso de confianza

Gerardo Rosales habla del exceso de confianza por parte de su familia y la del propio Lorca, cómo no sospecharon que nadie era impune, o, por ejemplo, de la mala manera que tuvo su tío José Rosales de presentarse en el Gobierno Civil de Granada pidiendo que liberaran al poeta. 'Pero que nadie me malinterprete, no quiero jugar a lo que pudo haber sido y no fue', señala el escritor. 'La maquinaria de represión en Granada fue tan imparable que nadie podía frenar aquello. Era una ciudad pequeña, donde era muy difícil guardar un secreto'.

Gerardo Rosales se ha basado fundamentalmente en los testimonios de su tío José Rosales, con el que asegura que, tras la muerte de su padre, mantuvo una relación 'de padre e hijo'. 'Con Luis', añade, 'fue más fría, más de tío y sobrino; vivíamos en ciudades diferentes y eso siempre se notó'.

A Luis Rosales le tiraron huevos en Nueva York acusándole de que había matado a Lorca, y el autor de El silencio de los Rosales asegura que ha tenido que soportar durante años desplantes por esta misma sombra.

Según Gerardo Rosales, su abuelo impuso un pacto de silencio que esquivaba el tema dentro y fuera de su casa. 'De niño, cuando preguntaba sobre lo ocurrido, recibía el silencio como única respuesta'.