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La capital perdida del último reino inca, hallada cerca de Machu Picchu

Vilcabamba la Grande fue sede del gobierno de los incas rebeldes

A unos 80 kilómetros en línea recta de las monumentales ruinas de la ciudadela de Machu Picchu, han sido encontrados los restos de la mítica capital perdida de los incas, Vilcabamba la Grande, identificada tras cuatro expediciones dirigidas por el historiador gallego Santiago del Valle. En esta ciudad fortaleza se refugió Manco Inca y desde ahí lideró un movimiento de insurgencia contra la dominación española, hasta ser vencidos.

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Las ruinas de Vilcabamba la Grande se encuentran ocultas entre una espesa vegetación y las alturas de una escarpada montaña flanqueada por dos grandes ríos a unos 80 kilómetros de Machu Picchu, en el departamento peruano de Cusco. Un lugar casi inaccesible desde el que Manco Inca, heredero del trono incaico, dirigió un movimiento insurgente que lo sobrevivió y duró cerca de cuatro décadas. La ciudad permaneció oculta en la selva y los españoles no pudieron acceder a ella hasta 1572, cuando la encontraron incendiada y abandonada ante la inminencia del ataque.

Buena parte de esta historia se conoce gracias al hallazgo de un manuscrito perdido durante cuatro siglos, la crónica de Juan de Betanzos, encontrada en 1987 por la historiadora María del Carmen Martín Rubio en unos archivos de Mallorca. Betanzos fue el negociador enviado por los españoles para dialogar con los incas rebeldes.

'Hemos encontrado el emplazamiento de la ciudad contrastándolo con los datos de las crónicas de la época y la constatación de esos datos sobre el terreno', explica Santiago del Valle, director técnico de las expediciones de los años 1988, 1999 y 2001. 'Hemos ido acompañados por un arqueólogo del Instituto Nacional de Cultura de Perú, Luis Guevara, que ha certificado el hallazgo y ahora lo que falta es limpiar la zona, de unos 15.000 metros, y empezar la exploración a la que contribuirá el Gobierno peruano'.

De momento no hay muchos indicios sobre lo que se podrá encontrar en esta zona de aproximadamente una legua y media en forma de media luna. Se han encontrado varias tumbas intactas que todavía no han sido abiertas y restos de cinco plataformas de construcción piramidal. 'Fue un centro de poder político y religioso y, aunque huyeron llevándose todo lo que pudieron, seguramente habrá restos importantes', añade Del Valle. 'Arquitectónicamente no creo que sea tan espectacular porque no les dio tiempo de realizar una talla noble en las piedras, pero una de las cosas más interesantes de los incas era no sólo las edificaciones, sino las redes viales privilegiadas que construyeron'.

Del Valle, que pertenece a una asociación de recuperación de antiguos caminos en Galicia,comenta que para una civilización que no tuvo caballos ni carretas los caminos se hacían de acuerdo a las características naturales. 'En la estructura de los caminos incas se da una conjunción única porque, por su creencia en los espíritus ocultos en las rocas, la tierra y ciertas plantas y animales, llamados apus, los hacía escoger para su localización parajes extraordinarios, casi mágicos'.

Las primeras pistas certeras del hallazgo las tuvieron gracias a una serpiente de piedra y un oso. 'El hijo del único campesino que vive en la zona encontró hace unos años unos restos de construcciones en donde había una cabeza de una serpiente de piedra', relata Del Valle. 'Es gente muy supersticiosa y no les gusta acercarse a sitios como ése. Un tiempo después el muchacho murió y la familia no quería saber del asunto'. Más adelante dieron con las huellas de un camino de osos. 'Resultó que el oso utilizaba un antiguo camino de los incas'.

Vilcabamba la Grande sirvió de refugio a Manco Inca, quien después de actuar como gobernante títere a las órdenes de los españoles se rebeló y fue a refugiarse a la selva con 30.000 guerreros, donde construyó Vilcabamba como sede del movimiento insurgente, para morir unos años después a manos de desertores. A él le sucedieron sus hijos Sayri Túpac (que firmó la paz y murió en 1561), Tito Cusi que reinició con virulencia la lucha rebelde y fue envenenado, quizá por sus allegados, al querer firmar la paz con los españoles, y finalmente Túpac Amaru, que gobernaba cuando los españoles decidieron atacar la ciudad secreta. Fue capturado y decapitado.

La ciudad cayó en el olvido hasta que en el siglo XIX revivió la leyenda. El norteamericano Hiram Bingham la buscaba en esa zona cuando dio casualmente con las ruinas de Machu Picchu.

Altar monumento inca de piedra llamado la Ñusta Hispana, a la entrada de la zona de Vilcabamba.
Altar monumento inca de piedra llamado la Ñusta Hispana, a la entrada de la zona de Vilcabamba.SANTIAGO DEL VALLE

Un caso detectivesco

La historiadora española María del Carmen Martín Rubio, que ha trabajado en esta investigación junto con el arqueólogo peruano Luis Guevara, considera ésta 'una gran aventura de la historia'. 'A partir de la crónica de Betanzos fui buscando otros documentos relacionados con Vilcabamba que nos han ayudado muchísimo en la exploración e identificación de los restos', dice. Las labores de limpieza empezarán pronto con ayuda de estudiantes de la Universidad de Europa y las peruanas de San Marcos y San Antonio Abad. 'Estamos empezando y queda mucho por descubrir. Las crónicas describen el palacio del inca y otras dependencias religiosas que esperamos encontrar. Pero sobre todo las tumbas nos dirán mucho sobre la ciudad y la época'. 'Ha sido una larga investigación, casi detectivesca, en la que se han ido juntando las piezas de un apasionante puzle de la historia', afirma Martín Rubio.

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