La Academia de las Ciencias de EE UU pide la clonación terapéutica
La propuesta cobra fuerza ante el debate sobre la futura ley en el Senado
La Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, un organismo privado que asesora al Gobierno en temas científicos, ha propuesto al Senado estadounidense que autorice la clonacion terapéutica, lo que va contra la visión conservadora y restrictiva del presidente George Bush. Los expertos han alentado estas investigaciones, de las que se extraen células madre (cura potencial de enfermedades como la diabetes o el Alzheimer), semanas antes de que el Senado se pronuncie sobre la cuestión y pese a que el Gobierno insiste en prohibir la manipulación de embriones con fines médicos.
El presidente Bush continúa empeñado en limitar el uso de las células madre
El pasado otoño, la Academia Nacional de las Ciencias de EE UU ya presentó un informe a favor de la clonación terapéutica, pero sus conclusiones, publicadas el 11 de septiembre, pasaron inadvertidas en el caos creado por los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono.
Sin embargo, ahora sus argumentos han tomado fuerza: el Senado se dispone a discutir, dentro de un mes, la adopción de una ley que regule la clonación en EE UU. Es el segundo debate sobre el tema. El pasado verano, la Cámara de Representantes convirtió en delito criminal cualquier manipulación de embriones con fines médicos o reproductivos. Los partidarios de la clonación terapéutica esperan que ahora el Senado no sea tan severo.
La clonación terapéutica permite crear células madre, un instrumento médico de enorme potencial. Las células se extraen de embriones de una semana, pueden reproducirse en cultivo indefinidamente y luego diferenciarse en cualquier tejido adulto: piel, hueso, etc. Los científicos esperan que estos tejidos puedan trasplantarse a los pacientes que padezcan enfermedades causadas por la muerte de grupos de células -diabetes, mal de Alzheimer, lesiones medulares, etc.- para reparar los tejidos dañados.
En su comparecencia ante el Senado, el presidente de la Academia Nacional de las Ciencias, Irving Weissman, quiso diferenciar entre la clonación de seres humanos, 'muy peligrosa y con grandes posibilidades de fracaso', y la clonación terapéutica, 'que tiene un gran potencial para desarrollar terapias contra enfermedades mortales'. La prohibición de la primera no puede aplicarse a la segunda, enfatizó.
Sus argumentos han dado nuevas esperanzas a la coalición política, compuesta por un amplio espectro de republicanos y demócratas, que espera moderar la posición ultraconvervadora del Gobierno de Bush. Su portavoz, Ari Fleischer, reiteró la semana pasada la opinión de la Casa Blanca. 'Como sociedad, no deberíamos crear vida para luego destruirla'.
El pasado agosto, el presidente Bush decidió limitar las investigaciones financiadas por el Gobierno a los 60 tipos de células madre ya descubiertas para evitar la destrucción de nuevos embriones. El anterior Gobierno demócrata de Bill Clinton había llegado a un compromiso salomónico de cara a los grupos antiabortistas: las investigaciones federales no podían crear embriones con fines terapéuticos, pero podían comprar embriones descartados de clínicas privadas de fertilidad.
La presión de Washington es muy fuerte, incluso en el sector privado. El Instituto Jones de Medicina Reproductiva, ubicado en Virginia, anunció hace unos días que renunciaba a fertilizar embriones para crear células madre. Este centro levantó la polémica el pasado mes de julio, cuando se convirtió en el primer laboratorio en EE UU que manipulaba óvulos con estos fines médicos. Su director, el doctor Williams Gibbons, reconoció que la decisión se tomó en parte debido a las protestas antiabortistas.
Estas mismas presiones tambien alentaron la reciente decisión del laboratorio de biotecnología Geron, propietario de las patentes más importantes de células madre, de permitir a otros científicos el libre acceso a sus descubrimientos. Esto facilita la investigación de líneas ya existentes y aplaza la necesidad de crear otras con nuevos embriones. La necesidad de compartir las patentes se hizo más acuciante tras las restricciones impuestas por Bush.
El presidente estadounidense sigue empeñado en limitar la clonación. Acaba de nombrar un Comite de Bioética que le asesorará en temas científicos especialmente relacionados con este tema. 'Ayudará a la gente a entender cómo la medicina y la ciencia interactúan con la dignidad de la vida y la noción de que la vida es el fruto del Creador', dijo Bush al anunciar la creación del comité.
Al proponer autorizar la clonación terapéutica, la Academia Nacional de las Ciencias aconsejó prohibir cualquier proyecto de clonación humana en los próximos cinco años. Cualquiera que intente clonar bebés es 'un científico loco', insistió Weisman, cuyos argumentos se debatirán en un mes, cuando decida el Senado.
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