La NASA logra colocar con éxito en la órbita de Marte la nave 'Odissey 2001'
La sonda es la primera que llega al planeta rojo tras los dos fracasos de 1999
La nave automática interplanetaria Mars Odissey 2001, que partió de la Tierra el pasado mes de abril, llegó a Marte en la madrugada de ayer (hora peninsular española) y se colocó en órbita allí. La maniobra de frenado fue un éxito que la NASA necesitaba imperiosamente tras perder en 1999 sus dos últimas misiones enviadas a Marte. La nueva nave, preparada para investigar el clima y la geología del planeta rojo y buscar el rastro del agua, tardará 76 días en colocarse en su órbita de trabajo, a 400 kilómetros de altura. La misión científica durará 917 días terrestres.
'¡Que delicia! La puesta en órbita de la Odissey es un logro del que todo americano debe estar orgulloso', exclamó Dan Goldin, director de la NASA -que acaba de anunciar que abandona el cargo en breve-, cuando se recibió en California la primera señal de la nave tras la maniobra de reducción de velocidad para la puesta en órbita. La Odissey llegó a Marte a una velocidad de 5.907 kilómetros por segundo.
El encendido, durante casi 20 minutos, del motor principal de la nave para hacer la maniobra se cumplió cuando ésta estaba al otro lado de Marte vista desde la Tierra, por lo que durante la maniobra no hubo contacto con ella y la tensa espera invadió la sala de control de la misión en el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, en Pasadena (California). Cuando se recibió la señal de la Odissey de nuevo y se comprobó que el frenado había ido bien, la sala se llenó de vítores. De la misión se ocupan el JPL y la empresa Lockheed Martin.
Aerofrenado'
La primera información indica que todo ha ido estupendamente', informó Matt Landano, jefe de la misión. Una vez que la nave quedó capturada por la atracción gravitatoria de Marte y situada en una órbita muy elíptica, los expertos comenzaron a analizar los datos enviados por la sonda para evaluar su estado y para poder determinar con precisión la geometría de la trayectoria alcanzada.
Está previsto que comience mañana el largo proceso de aerofrenado, durante el cual la nave aprovechará la fricción con la atmósfera marciana para ir perdiendo velocidad y situarse en la órbita final correcta. Horas antes de la llegada a Marte, la máxima tensión volvió al centro de control de la misión, cuando se constató que había un riesgo de que la Odissey, en su órbita provisional de llegada, acabara chocando con Phobos, uno de los dos satélites naturales de Marte, informa Space.com. Los responsables explicaron ayer que en tal caso se podría encender de nuevo el motor principal de la sonda para modificar su trayectoria y evitar el choque.
Dentro de tres meses, cuando todos los equipos de a bordo hayan sido revisados y la nave esté en su órbita de trabajo (dando una vuelta completa a Marte cada dos horas), empezará la toma de datos. La Odissey, que ha recorrido 460 millones de kilómetros desde su lanzamiento y que está ahora a 150 millones de kilómetros de la Tierra, lleva tres instrumentos científicos: un sistema de detección de emisiones térmicas, un espectrómetro de rayos gamma y un aparato para medir la cantidad de radiación que rodea el planeta rojo, algo de suma importancia para poder evaluar los riesgos que correrían futuros astronautas que fueran allí.
El objetivo de la misión, cuyo coste asciende a 300 millones de dólares (56.000 millones de pesetas), es realizar un mapa mineralógico y buscar evidencias de presencia actual de agua en la superficie o depósitos de su existencia en el pasado. También se pretende encontrar puntos calientes, como actividad volcánica. Estos dos elementos combinados (agua y calor) podrían ser interpretados como un nicho de condiciones aptas para la vida.
Agua atrapada
Marte es hoy un lugar muy frío y su atmósfera es demasiado liviana para que haya allí agua en forma líquida, advierten los científicos. Pero se piensa que puede haber agua atrapada bajo su superficie en forma de hielo o incluso en forma líquida cerca de puntos calientes. La Odyssey permitirá investigar el hielo, estimar su cantiadad e incluso evaluar sus cambios estacionales.
Además de los objetivos puramente científicos, la nueva sonda proporcionará datos para determinar lugares apropiados en la superficie de Marte para el descenso de futuras misiones. También servirá como repetidor de comunicaciones para otras sondas que irán llegando en los próximos años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.