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II CONGRESO DE LA LENGUA ESPAÑOLA

En busca de la palabra precisa

José Andrés Rojo

Uno de los paneles del congreso reunió ayer a diferentes directores de periódicos, españoles y latinoamericanos, y a otros profesionales muy próximos a los diarios escritos para tratar sobre La prensa hispánica en la sociedad de la información. Las cuestiones que surgieron, las contradicciones que se revelaron, los problemas analizados y los enfoques de cada uno de los ponentes fueron muy distintos. Sí hubo en todas las intervenciones un hilo conductor, y fue la extraordinaria responsabilidad que tiene la prensa en el uso del español. Y la delicada situación de la lengua en una sociedad que se enfrenta al avasallador avance de Internet y de los medios audiovisuales.

Se dijo, por ejemplo, que la reflexión intelectual se desarrolla hoy sobre todo en los periódicos, con lo que éstos han adquirido una responsabilidad en otros tiempos inimaginable. Se describió una guerra cotidiana, la de estar en primera línea frente a una avalancha de hechos nuevos de los que hay que dar cuenta con palabras que los diccionarios aún no han incorporado; se habló de ese paisaje nuevo en el que Internet ha roto con los límites geográficos y de la obligación de que los periodistas le tengan cariño a la lengua.

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Participaron en el encuentro los directores de Abc, José Antonio Zarzalejos; de El Comercio de Lima, Alejandro Miró Quesada; de La Nación de Costa Rica, Eduardo Ulibarri, de Búsqueda de Montevideo, Danilo Arbilla, que coordinó las intervenciones, y de EL PAÍS, Jesús Ceberio. También estuvieron Daniel Samper, corresponsal en España de El Tiempo de Bogotá; Roberto Guareschi, de Clarín de Buenos Aires; Fernando Saiz, de Expansión, y Alfonso de Salas, presidente de la Asociación de Editores de Diarios de España. El director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, confesó haber tomado nota de los diferentes conflictos con los que lidian los periódicos, azuzados por la urgencia de la inmediatez y preocupados por tratar la lengua con el mayor rigor.

En el encuentro se habló de complicaciones recientes, que han surgido con el uso generalizado de Internet, un invento concebido en inglés y donde el español lucha por encontrar su sitio. 'Es posible que el spanglish sea el inevitable precio que habrá que pagar para estar en la Red', comentó Roberto Guareschi, que dijo que allí el español no podrá crecer si quiere permanecer impoluto. José Antonio Zarzalejos se centró en los titulares para mostrar todo el esfuerzo que exige concentrar la mayor información en el menor espacio. Ulibarri dijo que en los periódicos el español tiene que atreverse a 'asumir riesgos'. Fernando Saiz analizó los problemas de la prensa económica especializada para encontrar traducciones de muchas palabras inglesas que no resulten forzadas.

Carlos Samper contó que Hemingway fue un hombre feliz cuando escribía crónicas deportivas. E inmediatamente después dio una multitud de razones para haberse decantado por la zona de los deportes a la hora de tratar del español en este mundo vertiginoso. 'Hay un drama en cada partido de fútbol y hay que estar ahí para contarlo', dijo, y luego fue desfilando, y provocando risotadas, por esa multitud de hallazgos que terminan por convertirse en lugares comunes. Samper fue relatando una serie de ejemplos disparatados hasta que habló de la obligación de los periodistas de amar el español. Fue el momento en que citó a Santiago Segurola, cronista de las páginas deportivas de EL PAÍS. Samper aprovechó la presencia del director del periódico para recomendarle: 'No vayan a ascenderlo y que deje de escribir'.

Surgieron también problemas muy concretos. Jesús Ceberio se refirió a la necesidad de unificar criterios para la creación de siglas o para que coincidan en los distintos medios la transliteración fonética de nombres que proceden de otras lenguas. ¿Bin Laden o Ben Laden? Ceberio hizo de su intervención un elogio de los libros de estilo, que se han convertido en herramientas indispensables para trabajar frente 'a lo imprevisto' y para hacerlo utilizando criterios comunes que permitan crear un lenguaje que sea comprensible. 'El Diccionario es insuficiente para enfrentarse a las urgencias'. ¿Cómo se escriben términos que el Diccionario no ha recogido aún, porque dan cuenta de realidades nuevas? 'De lo que se trata es de recuperar el sentido preciso de las palabras', subrayó.

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Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

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