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Los talibán exigen pruebas para entregar a Bin Laden

Afganistán cierra su espacio aéreo y moviliza a unos 30.000 milicianos en la frontera con Pakistán

Ángeles Espinosa

Los talibán insisten en que el autor del ataque terrorista a Nueva York y Washington no fue el que las autoridades de Estados Unidos apuntan como principal sospechoso, Osama Bin Laden. Su líder espiritual y político, el jeque Mohamed Omar, pidió ayer más pruebas a la delegación paquistaní que viajó a presentarle el ultimátum de Estados Unidos. 'O Bin Laden o la guerra' fue el mensaje con el que se presentaron en Kabul. Con la promesa de obtener hoy una respuesta definitiva por parte del líder talibán, los enviados paquistaníes decidieron extender su misión un día más. Las autoridades de Islamabad reforzaron su mensaje con la suspensión del paso de mercancías a Afganistán, su única vía de abastecimiento.

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Radio Sharia, la emisora oficial de los talibán, anunció anoche que el Príncipe de los Creyentes, título que ostenta el jeque Omar, respondería hoy al ultimátum transmitido por Pakistán. Mientras tanto, el misterioso dirigente -de quien no existen fotos y apenas dos o tres testimonios de interlocutores que no sean musulmanes- pidió más datos y pruebas de la implicación de Bin Laden en los atentados de Nueva York y Washington.

Frente a él tenía a un hombre que ha constituido uno de los principales respaldos al régimen talibán en Pakistán: el jefe de los todopoderosos servicios secretos, ISI, siglas en inglés de Interservices Intelligence, Información Interservicios. El envío del general Mahmud Ahmad da una idea de la importancia que Islamabad ha dado a la misión. El mensaje está claro: si su principal valedor les presenta esa elección es que no hay otra salida.

'No creo que Pakistán disponga del poder suficiente para convencerles, y su capacidad de influencia ha sido sobreestimada por Estados Unidos', manifestó a EL PAÍS el general retirado Taleb Masud (ver entrevista en página 5). 'Los afganos son una gente muy independiente y este régimen es muy excéntrico', añadió el prestigioso analista paquistaní.

El jeque Omar ha convocado hoy a los más destacados expertos religiosos de las 32 provincias afganas para exponerles la situación. Según el diario oficial Sharia, el líder talibán va a pedirles que emitan una fatwa conjunta. Se trataría de un llamamiento a la yihah (guerra santa) en caso de que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, lleve adelante la anunciada cruzada contra su régimen.

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Tráfico comercial

Por otra parte, informaciones periodísticas se hacían eco ayer de una medida que refuerza la determinación paquistaní: la suspensión del tráfico comercial hacia su vecino del este. Sin acceso al mar, Afganistán ha dependido siempre de rutas comerciales externas. Desde que firmó con Pakistán el Acuerdo de Tránsito Comercial (ATT, en sus siglas inglesas), sus compras en el exterior atraviesan suelo paquistaní libres de impuestos, una concesión que ha privado de importantes ingresos a Islamabad.

No estaba claro quién o dónde iba a producirse el bloqueo (en el puerto de Karachi o a la llegada a la frontera), pero de confirmarse significaría que la operación de ahogo al régimen talibán está en marcha. Sigue existiendo la posibilidad del contrabando a través de los numerosos pasos que permiten 2.510 kilómetros de frontera poco vigilada, pero esa vía encarece los productos y ralentiza el abastecimiento.

Luego están las pérdidas por la reventa. Buena parte de los cien millones de dólares que cada mes cruzan la frontera hacia Afganistán lo hacen en forma de equipos electrónicos y bienes cuyo destino final es Pakistán, donde la diferencia de precio por los impuestos permite un lucrativo negocio.

Fuentes militares paquistaníes dieron cuenta ayer de importantes movimientos de tropas del lado afgano de la frontera, en especial en torno a los pasos fronterizos de Torkham y Chaman.

Las informaciones, imposibles de confirmar en fuentes independientes, hablan de entre 20.000 y 30.000 milicianos movilizados. La cifra resulta exagerada cuando sus fuerzas regulares rondaban ese número antes de la actual crisis y la mayoría de ellos están desplegados frente a las tropas de la Alianza del Norte, grupo opositor a los talibán, cuyo líder, Massud, fue asesinado el pasado 9 de septiembre, dos días antes del atentado a las Torres Gemelas y el Pentágono. Un par de asesinos suicidas, disfrazados de periodistas, acabaron con su vida en un atentado.

'Pueden haber desplazado unos cuantos hombres desde el Norte, pero esos números son ridículos', aseguró a EL PAÍS uno de los principales expertos en los talibán, el periodista paquistaní Ahmed Rashid.

Otras informaciones hablaban del despliegue de misiles Scud cerca de Torkham y de baterías antiaéreas alrededor de Kandahar, el corazón del rigorismo talibán y la ciudad donde reside el jeque Omar. Afganistán, al que las sanciones internacionales prohíben utilizar sus aviones fuera de su territorio, cerró ayer su espacio aéreo. Un centenar de vuelos internacionales cruzan a diario el cielo afgano.

Poco a poco se van conociendo también los entresijos que han permitido comprometer la ayuda paquistaní. Según informaba ayer el diario The News, Pakistán pidió y obtuvo el compromiso de Estados Unidos de que ni soldados indios ni israelíes participarán en una eventual coalición internacional que pueda usar territorio, espacio aéreo o instalaciones paquistaníes para atacar Afganistán.

Esta concesión hace más fácil para Musharraf la formación de un consenso nacional al respecto. Tras haber librado tres guerras con India, y con la herida de Cachemira aún abierta entre los dos vecinos, la presencia de un solo soldado indio en su territorio sería un insulto para los paquistaníes. Por otro lado, la implicación de fuerzas israelíes suscitaría la indignación de una población mayoritariamente musulmana y que observa con sospecha la postura de Estados Unidos en el conflicto de Oriente Próximo.

Garantías

Pakistán también habría obtenido garantías de un justo pago por los riesgos internos que asume al aceptar colaborar con Washington. Todos los analistas apuntan al levantamiento de las sanciones que pesan sobre el país a raíz de las pruebas nucleares que realizó en 1998 y el golpe de Estado en el que Musharraf tomó el poder en 1999. Otros incentivos incluyen un generoso paquete de ayuda económica y ayuda para salir del atolladero con India en Cachemira.

Por el momento, la incertidumbre obligó ayer a cerrar los mercados de valores. La medida, que se prevé que dure tres días, intenta evitar que las cotizaciones sigan cayendo al ritmo en que lo hacían al cierre de la sesión, el pasado viernes.

El índice de la Bolsa de Karachi, la principal del país, perdió un 9% en los tres últimos días de operaciones.Las autoridades financieras confían en que durante las próximas horas se aclare la situación y el jueves pueda reanudarse la actividad con menor riesgo, pero también estudian 'otras medidas correctivas para mantener la integridad del mercado y reforzar la confianza de los inversores'.

Manifestantes pakistaníes corean eslóganes antiamericanos ayer en Lahore.
Manifestantes pakistaníes corean eslóganes antiamericanos ayer en Lahore.AP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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