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EE UU intenta imponer su política contra el aborto en la próxima cumbre de la infancia

La Administración Bush amaga con el boicoteo para cambiar los acuerdos de la reunión

Tras anunciar el lunes que enviaría una delegación de segundo nivel si no se retiraban las alusiones al aborto en el documento que debe aprobar la cumbre de la infancia, la Administración Bush dulcificó ayer su postura: mantiene sus reservas respecto al texto, pero un miembro del Gobierno encabezará su representación. Aunque la decisión final se tomará en vísperas de la cumbre, el ministro de Salud o el de Educación se perfilan como candidatos para presidir la delegación estadounidense. La cumbre de la infancia, apadrinada por Unicef, se celebrará entre el 19 y el 21 de septiembre en el marco de la Asamblea General de la ONU.

La administración de George W. Bush afirma no ser unilateralista, pero boicotea una y otra vez las reuniones multilaterales. La semana pasada anunció que, en el mejor de los casos, enviaría a la conferencia sobre racismo que la ONU organiza en Sudáfrica una delegación de bajo nivel, con la misión de decir 'no' a todo. Aunque con menos beligerancia, la actitud se repite ante la reunión sobre los derechos de los niños.

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Charles Hunter, portavoz del Departamento de Estado, admitió que el problema radica en las alusiones al aborto. 'El documento final no debería apoyar o respaldar el asesoramiento sobre interrupciones del embarazo y la información a adolescentes sobre planificación familiar', explicó.

Bush no se ha atrevido, por el momento, a limitar el derecho de aborto en Estados Unidos, pero trata de compensar a sus votantes de la ultraderecha religiosa con una cruzada antiabortista en el resto del mundo. Una de sus primeras decisiones consistió en suprimir las subvenciones a cualquier organización internacional que prestara ayuda, directa o indirecta, a la realización de abortos.

El obstruccionismo de Bush ha enfurecido a los demócratas. Quince miembros de la Cámara de Representantes han enviado a Colin Powell, secretario de Estado, una carta en la que denuncian las 'tácticas amenazantes' de la diplomacia estadounidense y lamentan que ésta se oponga a la simple mención de 'servicios médicos sobre reproducción'. Los firmantes de la carta recuerdan que la Convención de los Derechos del Niño, que incluye referencias al control reproductivo, ha sido firmada ya por 191 países, con lo que sólo quedan al margen de ella Estados Unidos y Somalia.

Las presiones de EE UU, apoyado por el Vaticano y algunos países islámicos, llevaron ayer a la 'flexibilización del lenguaje', según una fuente próxima a las negociaciones. A cambio, este bloque conservador ha aceptado los principios planteados sobre salud reproductiva. 'Nunca se ha citado directamente el aborto en los sucesivos borradores', precisó.

En medios de la Unicef aseguran que ya está aprobado 'el 75% del texto de la declaración final'. Pero queda aún por negociar otro tema sobre el que hay debate abierto: la familia.

EE UU no es el único Estado que ha expresado reticencias respecto al borrador del documento final. Los países islámicos y el Vaticano se oponen a la inclusión de cuestiones como el uso del preservativo y la educación sexual a los adolescentes. 'El texto se refiere al condón como un medio para frenar la epidemia del sida', explica la citada fuente, próxima al comité que negocia el documento final a marchas forzadas. 'EEUU incluso ha pretendido que se incluyera la abstinencia sexual como un comportamiento que favorece la salud', añadió.

Hasta ahora, 75 jefes de Estado o de Gobierno han comunicado su presencia en la cumbre que trazará las medidas de apoyo a los niños hasta 2010.

Campesino de Nicaragua, con su hijo, en una marcha contra el paro.
Campesino de Nicaragua, con su hijo, en una marcha contra el paro.AP

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