Investigación y riesgo

El sacacorchos es el último instrumento del que nos valemos antes de comenzar a degustar el vino. Su espiral penetra en el corcho, ejercemos una suave presión hacia fuera y el preciado líquido sale a luz. Ahí comienza a desatarse la sinfonía de aromas y de percepciones.

Esta imagen de algo tan familiar como abrir una botella de vino nos sirve de ejemplo para entender como funcionan nuestras bodegas de la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina. En algunas, aunque afortunadamente cada vez las más, la espiral se dirige certeramente al corcho y sus mostos resultantes son reconocidos y aplaudidos por todos los estamentos, tanto del País Vasco como de fuera.

Por el contrario, en otras su espiral apunta al cielo o a la diosa fortuna. Esgrimiendo como argumentos el clasicismo y la tipicidad, desarrollan mostos cuya única virtud es la de fundir empastes de buenos samaritanos que osamos catar todo lo que se nos presenta.

Frente a estos amigos de la odontología, se encuentran los nuevos elaboradores capaces de proyectar, imaginar y de definir sus mostos desde las parras que, aunque parezca una perogrullada, son el corazón y el alma del vino.

Txakoli Gorrondona, con un equipo joven y dinámico, es una de las bodegas punteras de Bizkaiako Txakolina. Su liderazgo se fundamenta en su máxima preocupación por la innovación y la investigación.

Tras el éxito de su Doniene blanco fermentado en barrica, vuelve a realizar una triple pirueta con la crianza de un tinto. Desde el punto de vista técnico es una gran aventura cuando se trata de la hondarribi beltza, pero aún más, cuando pensamos en los corsés de gustos y mentalidades a superar.

Esta evolución del txakolí nos trae lejanos recuerdos, casi prehistóricos, cuando en Rioja unos locos rompían las normas establecidas y las mentalidades con la crianza de los tintos. Si el experimento ha merecido la pena sólo el tiempo lo dirá. Ahora, sólo nos queda aplaudir la idea de una bodega que le gusta el riesgo y que es capaz de ofrecernos vinos que tan solo tres o cuatro años atrás resultaban inimaginables en el txakoli.

- Los vinos: Doniene. Hondarribi Zuri 2000 (fermentado en barrica). Viste un color amarillo pajizo con ribetes dorado-verdoso. Ágil, limpio y brillante. Aroma intenso a flores y a frutas de hueso, recuerdos a pomelos. Notas de vainilla que rememoran su crianza en barrica. En su paso por boca saca a relucir su cuerpo y los matices de la madera. Acidez equilibrada, buena estructura y persistencia.

Doniene Hondarribi Beltza 2000. Se muestra con un color rojo picota con ribete cereza. De aroma intenso, sobresalen los matices vegetales de la variedad. En boca es ligero, con una entrada muy suave, confirmando en la nariz los recuerdos vegetales.

- La bodega: Txakoli Doniene-Gorrondona de la localidad vizcaína de Bakio cuenta una superficie de viñedo propia de 12 hectáreas y una capacidad de elaboración de 60.000 litros.

- Bodegas Doniene-Gorrondona.Barrio Benta Alde, 10. 48130 Bakio (Vizcaya). Tlfno. 94 6194795.