Lázaro Carreter recorre las distintas formas de la misteriosa comunicación de la poesía
El lingüista interviene en la última jornada del ciclo de homenaje 'Elogio de la palabra'
'Esa persona a la que iban dirigidas todas esas palabras tendría que estar muy agradecida, y yo, en nombre suyo, lo estoy'. De esta manera, Lázaro Carreter agradeció las intervenciones de Germán Sánchez Ruipérez, Víctor García de la Concha y la ministra de Educación y Cultura, Pilar del Castillo, que abrieron el acto. Fue la tercera y última de las citas, y allí estuvieron también los duques de Soria. Hablaron los poetas Rafael Juárez (Sevilla, 1956) y Luis García Montero (Granada, 1958), y cerró el acto el propio Lázaro Carreter.
Su brillante intervención le permitió realizar un vertiginoso recorrido por las múltiples maneras que ha habido de entender esa comunicación rara, la de la poesía. Eclipse de la razón, estado de gracia, impulso sagrado o fuerza enigmática, de esa manera se ha entendido la poesía, comentó Lázaro.
Pero también se la ha entendido como fabricación, como un oficio más, donde lo que vale es la habilidad verbal. La poesía como inspiración o la poesía como oficio.
Lázaro reveló también otras múltiples maneras de entender esa singular manera de utilizar la palabra. 'La lengua de todos los días no vale para decir lo que quieren decir los poetas', contó Lázaro, que explicó cómo cada gran poeta inventa su propio idioma.
Ritmo y obstáculos
Del privilegio de usar a su manera las palabras, de la posición central del ritmo o del misterio inaprensible de cada poema habló el ex director de la Real Academia Española, que concluyó que la comunicación poética está plagada de obstáculos, pues, al fin y al cabo, lo que persigue no es otra cosa que vivir 'en otro'.
La cita de ayer, sin embargo, se inició mucho antes. Fue Germán Sánchez Ruipérez el primero en recordar su larga amistad con Lázaro Carreter, que se inició hace más de 50 años en la librería Cervantes de Salamanca.
Del trato entre ambos surgieron múltiples proyectos, que, al cabo, pueden resumirse en los numerosos libros que Lázaro Carreter escribió para Anaya, la editorial que fundara Sánchez Ruipérez, y que sirvieron para transmitir las cuestiones de la lengua en la práctica totalidad de la enseñanza primaria y secundaria. Rigor, pulcritud, elegancia e inteligencia: con esas palabras, Sánchez Ruipérez diagnosticó el inmenso magisterio de Lázaro.
A Víctor García de la Concha, que sucedió a Lázaro como director de la Real Academia, le tocó hablar sobre el extraordinario filólogo y su sorprendente trabajo al frente de la Academia. Un trabajo que calificó de revolucionario.
De la Concha se refirió al interés de Lázaro por todas esas palabras que vienen del bullir de la vida y subrayó que uno de sus grandes desafíos, entre otros, fue mantener 'la unidad del español' en todos los lugares donde se habla en un momento particularmente expansivo de esta lengua.
Pilar del Castillo destacó sobre todo los 'dardos en la palabra' de Lázaro Carreter. Dijo de ellos que nos permiten estar en guardia en el trato con nuestra lengua y no dejarnos llevar por la pereza y la dejadez.
El protagonismo del encuentro de ayer lo tuvo, de todas formas, la poesía. 'Escribir un poema', dijo Rafael Juárez, 'consiste en descubrir una emoción mediante la palabra, cifrarla en el poema y permitir que el lector la recree'. Luis García Montero dijo que la poesía empieza 'cuando las palabras pasan a los hechos, cuando no hay posibilidad de distinguir entre hechos y palabras'.
Rafael Juárez leyó algunos de sus poemas para ilustrar sus ideas, y García Montero también quiso terminar con unos versos suyos, esos que dicen que la poesía no es más que 'dos soledades juntas y una manera noble de contarnos la vida'.
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