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Un 'elogio de la palabra', homenaje a Lázaro Carreter

Antonio Muñoz Molina, Luis Goytisolo y Darío Villanueva participan en el ciclo

El ex director de la Real Academia Española (RAE), en plena actividad cuando de cuidar el idioma se trata, llegó el primero a la Casa de América. Nada menos que media hora antes de que empezara el ciclo dedicado a él, Elogio de la palabra, siguiendo el título de un famoso escrito de Joan Maragall. Él no intervenía ayer, acudió a 'escuchar a tres amigos que saben mucho de esto'. Se refería a la palabra como capacidad demiúrgica de crear mundos y de formar el pensamiento, y a la novela, que era la materia que ocupaba la jornada de ayer.

Los tres amigos del insigne lingüista eran los escritores y académicos Antonio Muñoz Molina y Luis Goytisolo y el rector de la Universidad de Santiago de Compostela, Darío Villanueva. Tras una introducción del secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, Muñoz Molina contó cómo descubrió la fuerza objetiva de las palabras, su sonido que hechiza. Siendo muy niño, escuchó a su madre, mientras hablaba con una vecina, la palabra ciclón. 'Se me quedó en la cabeza, y en la oscuridad de la habitación de mis padres me pregunté qué sería un ciclón. Y de esa oscuridad salío la palabra de mi madre, que dijo: 'Es un aire muy fuerte que arranca los tejados y los árboles'.

Alabó Muñoz Molina esa economía de medios o, lo que es lo mismo, llamar al pan pan y al vino, vino, 'elegir las palabras exactas que expresen el estado de ánimo'. Y, tras afirmar que la literatura es 'contar el mundo con palabras', leyó los versos de una siguiriya de Rafael Romero, El Gallina, para demostrar que el mundo cabe en tres o cuatro versos. 'No amarre a mi padre, mi alma, / soltadlo, por Dios / que ese delito del que le acusan / lo había hecho yo'.

Luis Goytisolo habló del uso instrumental de la palabra. Se refirió al lenguaje literario y al científico, que, para él, 'son irreductibles'. 'Los intentos de aproximación entre los dos lenguajes, como las novelas de ciencia ficción, son contraproducentes'.

Para el autor de Antagonía, está más próximo a la creación literaria el lenguaje filosófico, 'porque ambos comparten la palabra, y no los números, como materia prima'. Goytisolo afirmó que la palabra sólo pierde su carácter instrumental en la creación literaria, precisamente donde las palabras tienen idéntica función. 'Pero mientras en poesía habla el poeta, en la novela del siglo XX se trata de construir con palabras un mundo paralelo al nuestro. La poesía es música y la novela es el perfume'.

Esa facultad del lenguaje no sólo de reproducir el mundo, sino de crearlo -'y por eso sigue existiendo la novela'- fue el centro de la intervención del catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada Darío Villanueva. Abundó en esta teoría citando al filósofo alemán Ludwig Wittgenstein, de cuya muerte se cumplen cincuenta años: 'Los límites del lenguaje son los límites de mi mundo'.

La relación entre la palabra y la construcción del mundo ha existido siempre, desde el Génesis', consideró Villanueva, tras definir a Lázaro Carreter como su maestro, 'porque nos enseñó a pisar tierra en los vastos territorios del lenguaje'.

El ciclo-homenaje Elogio de la palabra continuará el próximo miércoles día 30 de mayo y finalizará el 6 de junio, día en que disertará el protagonista, Fernando Lázaro Carreter.

De izquierda a derecha, Antonio Muñoz Molina, Fernando Lázaro Carreter, Luis Alberto de Cuenca, Darío Villanueva y Luis Goytisolo, ayer en la Casa de América, en Madrid.
De izquierda a derecha, Antonio Muñoz Molina, Fernando Lázaro Carreter, Luis Alberto de Cuenca, Darío Villanueva y Luis Goytisolo, ayer en la Casa de América, en Madrid.BERNARDO PÉREZ
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