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Reportaje:

Pastores del siglo XXI

Oñati acoge la única escuela de España donde enseñan el cuidado y explotación de las ovejas lecheras

Miles de kilómetros le separan de su Chile natal, pero el joven de 19 años Patricio Gonzalo Vega, hijo de un trabajador del campo y estudiante de Educación Rural, no dudó en cruzar el charco cuando le plantearon la posibilidad de acudir con una beca a la Escuela de Pastores de Aránzazu, en Oñati, para aprender las técnicas del cuidado y explotación de rebaños de ovejas lecheras.

También le convenció la idea a Jesús Lekuona, quien, a sus 24 años y a pesar de haberse criado entre ovejas en el caserío familiar próximo a la localidad alavesa de Araia, vio en la escuela la oportunidad de adquirir nuevas técnicas y conocer cómo trabajan en otras explotaciones ganaderas más adelantadas.

Y es que, como dice el tutor de los jóvenes, el franciscano Nicolás Segurola, 'el pastoreo no es como hace 50 o cien años' y requiere hacerse con una serie de nuevos conocimientos para 'subsistir'. El curso de Aránzazu -la única escuela de pastores que existe en España, según destaca Segurola- dura apenas seis meses, de septiembre a marzo, y se organiza en torno a módulos teóricos y a prácticas en explotaciones con dedicación al ovino.

La parte teórica dura dos meses, durante los cuales los alumnos adquieren conocimientos sobre la alimentación animal, los modos de ordeño, el esquileo y las queserías, sin olvidar el cuidado y adiestramiento del perro pastor y los curiosos silbidos que emiten los pastores. Aprenden también normas de seguridad e higiene en el trabajo, educación ambiental y, con la vista puesta en el negocio, cómo gestionar y comercializar la producción y qué ayudas pueden solicitar. Los módulos teóricos, en cualquier caso, no están exentos de práctica, ya que un día a la semana los estudiantes visitan explotaciones ovinas.

Una vez finalizados los módulos, los alumnos pasan el resto de los meses en explotaciones consideradas 'pioneras' en el cuidado de rebaños y 'bien dotadas' de instalaciones, a fin de intentar llevar a la práctica lo aprendido, según explica Segurola, quien admite que, dada la duración del curso, 'no da mucho tiempo' de profundizar en el temario. Así, afirma que el paso por la escuela sirve 'sobre todo' para que 'los chicos y chicas que se dedican al pastoreo se den cuenta de la necesidad que tienen de aprender'.

Patricio Gonzalo -Pato o Chalo, como le llaman sus amigos- y Jesús son dos de los catorce alumnos que han pasado este año por la escuela y han aprendido bien la lección de su tutor. 'En esto nunca se termina de aprender', coinciden en señalar.

'La práctica es lo principal y el pastor es la persona indicada para entregarte los conocimientos y enseñarte las ventajas y desventajas', comenta Pato desde el caserío de Félix Etxezarreta y Yolanda Elosegi, en Gordoa (Alava), a donde fue a parar el año pasado el premio del I Concurso Nacional de Quesos de Valladolid. Y ahí anda el joven chileno, practicando con la elaboración del queso, tarea nada sencilla porque 'es muy difícil que te salga idéntico todos los días'.

Pato estará hasta septiembre en Gordoa, mes en el que viajará a Chile para hacer los últimos exámenes necesarios para obtener su título de técnico agrícola. Sin embargo, le gustaría regresar al País Vasco para 'seguir aprendiendo' durante unos años y luego volver a su país. 'Siempre le tira a uno la tierra', reconoce el joven, cuya idea, en principio, es desarrollar su oficio trabajando para otra persona. No en vano, el tema elegido para el proyecto que tenía que realizar en Aránzazu fue las ventajas que tiene para un pastor contratar mano de obra ajena. 'No les convenció mucho', dice entre risas, y explica que la contratación no hay que afrontarla como un gasto, sino como una inversión que 'mejora un cien por cien la calidad de vida del pastor'.

Su compañero Jesús también anda ya aplicando algunas de las cosas aprendidas en la escuela, como que es mejor suministrar primero el forraje que el pienso, pues si no las ovejas sufren acidez. Cara al futuro, su familia y él tienen pensado montar una quesería, pues 'del queso es de donde se saca rentabilidad', señala.

Uno de los aprendices de pastor, el chileno Patricio Gonzalo Vega.
Uno de los aprendices de pastor, el chileno Patricio Gonzalo Vega.JAVIER HERNÁNDEZ

Cuatro cursos y 48 alumnos

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