Una historia épica intimista
Cuenta Jean-Jacques Annaud que mientras se rodó Enemigo a las puertas se dieron muchas paradojas. Los protagonistas, Jude Law, Joseph Fiennes, Rachel Weisz y Bob Hoskins, son eminentes actores británicos que hacen de rusos. El actor que da vida al nazi más miserable de todos, Ed Harris, es estadounidense. Todos hablan en inglés, por supuesto, pese a que el director es francés y la mayor parte de la producción es alemana. El rodaje del asedio a esta ciudad soviética, símbolo del estalinismo, tuvo lugar en el corazón del imperio del mal, en Berlín. Y el equipo de técnicos, 'el más entusiasta con el que he trabajado en mi vida', dijo Annaud, era alemán.
'Sí, al verlo ahora me doy cuenta de que se dan muchas cosas que pueden resultar contradictorias, paradójicas. Sobre todo el hecho de que los alemanes que participaron en la película la apoyaran de forma tan incondicional es porque creo que las gentes de este país tienen conciencia de esa época tenebrosa de su historia y no quieren bajar la guardia', aseguró este realizador francés de melena blanca que dice ser amante del cine 'épico intimista'. Y en cada historia épica, como ésta, hay un héroe, uno de los vicios cinematográficos del director: 'En un primer plano de un héroe ves todo un paisaje que te cuenta enormes emociones'.
Negro y gris
Aquí, al hombre valeroso, Vassili Zaitsev, lo interpreta Jude Law, que se aprovechó un rato de los extras rusos para trabajar el papel. 'De la comunidad rusa de Berlín salieron los extras que trabajan en la película, y ellos me contaron historias de sus abuelos en el frente que me ayudaron mucho a entender', contó Law. Lo mismo admitió Raquel Weisz, que da vida a Tania, amante del héroe, que se presentó de negro y gris, como todos sus compañeros de reparto, ante cientos de periodistas. Quizás fue el color que más le iba al tono de la película, rodada entre el humo, la nieve, el barro y la sangre que corrió en esa ratonera, en un decorado construido especialmente para sacarla adelante.
Bob Hoskins, que se mete en la piel de Nikita Jruschov, gastó buen humor. Le preguntaron si le iba bien hacer de dictador, teniendo en cuenta que en otra ocasión encarnó a Mussolini, y respondió: 'Se da la circunstancia de que muchos de ellos eran calvos, y uno de los actores que dan el físico soy yo, el otro es Danny de Vitto'. Hoskins definió perfectamente aquel agujero legendario de muerte, frío y victoria: 'En Estalingrado no había buenos ni malos, todos fueron víctimas'. Después definió su personaje: 'Jruschov era un rudo superviviente, un campesino que entendía muy bien a la gente corriente y sabía que la forma de ganar la batalla no era castigando a la población, sino dándola moral'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.