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SEGURIDAD ALIMENTARIA

Una inspección de la UE destapó irregularidades en 1998

Carlos E. Cué

Una inspección de veterinarios de la Comisión Europea realizada en España en 1998 detectó que, 'por lo menos hasta la primavera' de ese año, los desperdidicios de mamíferos que no habían sido tratados con un método especial para anular el riesgo de la enfermedad de las vacas locas llegaron a la cadena alimentaria animal.

Los inspectores constataron que se habían contravenido varias normativas europeas. Pero sobre todo que, a pesar de las advertencias que ya se habían hecho tras una inspección anterior, las fábricas no trataban entonces los desechos animales como exigía la norma 96/449, del 18 de julio de 1996, esto es, someter los restos a 133 grados y 3 bares durante 20 minutos para inactivar el prión. Los inspectores concluyeron que un número indeterminado pero masivo de animales se habían alimentado con piensos derivados de estos desechos.

Así figura en el informe de esa inspección, muy crítico con la forma en la que se trataban los desechos peligrosos para su utilización en la fabricación de piensos. No sólo eso. Los inspectores aseguraban en sus conclusiones que las autoridades españolas no habían podido probar que ese tipo de materiales peligrosos no se hubieran exportado a otros países de la UE, algo prohibido expresamente por otra normativa, la 97/735. Las autoridades españolas argumentaron entonces que había problemas para conseguir la maquinaria necesaria para tratar los desperdicios de mamíferos de forma adecuada.

Dentro de las críticas generalizadas, los inspectores también decían que, en contra de lo que aseguraban las autoridades españolas, no había conocimiento a nivel industrial de las normativas respecto al tratamiento y comercialización de estos desechos.

Pese a que los veterinarios reconocían los 'esfuerzos' realizados para tratar de corregir la situación, denunciaban que las tres fábricas analizadas habían incumplido claramente la normativa. La conclusión de la inspección de 1997, similar a la de 1998, no deja lugar a dudas: 'Los derivados de mamíferos tratados de forma incorrecta se producen y se venden a la industria alimentaria animal'.

La visita de la inspección posterior, realizada en abril de 2000, ya no detectó este tipo de problemas, pero encontró otros especialmente en el seguimiento de los posibles casos de vacas locas en España. El incumplimiento de algunas normativas respecto a la prevención del mal ya ha sido denunciado por Izquierda Unida, aunque el Ministerio de Agricultura, pese a estas evidencias, asegura haber respetado toda la legislación.

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