Bush corta fondos a ONG que enseñan planificación familiar fuera de EE UU
La manifestación de Washington tuvo esta vez un objetivo concreto: la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA), que el pasado septiembre aprobó el uso en EE UU de la píldora abortiva RU-486. Dirigidos por el reverendo Patrick Mahoney, de la Coalición de Defensa Cristiana, grupos de jóvenes intentaron bloquear el acceso a la sede de la FDA. Más de diez fueron detenidos de inmediato por la policía de Washington. 'Estos jóvenes', declaró Mahoney, 'quieren enviar un claro mensaje al presidente Bush: EE UU está siendo destruido por el genocidio del aborto'.
En un debate con Al Gore, Bush declaró el pasado otoño que, de ganar las elecciones, poco podría hacer para alterar la decisión de la FDA sobre la píldora abortiva. 'No creo que el presidente pueda anularla, a no ser que se demuestre que es peligrosa para las mujeres', dijo. Pero la pasada semana, Tommy Thompson, el nuevo secretario de Salud, anunció que el Gobierno republicano piensa 'revisar a fondo' la aprobación de la RU-486. Esa revisión, precisó, se concentrará en el aspecto de si puede o no dañar a sus usuarias.
John Ashcroft, el extremista líder de la derecha cristiana designado fiscal general de EE UU por Bush, ha prometido en el Senado que, pese a su militancia contra el aborto, aplicará 'la ley tal como es', incluida la sentencia Roe contra Wade. Y Laura Bush, la flamante primera dama, ha generado polémica al declarar, para indignación de muchos partidarios de su marido, que se opone a ilegalizar en EE UU el derecho a la interrupción del embarazo.
Es imposible saber ahora si Bush es consciente de que desencadenar una campaña contra la sentencia del caso Roe y Wade puede suponerle una guerra civil política frente a la que palidecerían el caso Lewinsky y los recuentos de Florida. Lo que hizo ayer fue dirigir un mensaje a la gente que se manifestaba en Washington. En el mensaje, leído por el congresista republicano Chris Smith, Bush dijo: 'Compartimos un gran objetivo: trabajar para que llegue un día en que todos los niños sean bienvenidos a la vida y protegidos por la ley. Sabemos que esto no vendrá de modo rápido, de una vez por todas. Pero tenemos que construir una cultura de la vida, que afirma que todas las personas, en cualquier nivel de su vida, son creadas a imagen y semejanza de Dios'.
El presidente también arrojó un hueso a los miles de manifestantes. La Casa Blanca informó de que firmará en los próximos días una orden prohibiendo la entrega de fondos federales a grupos que promuevan el aborto fuera de Estados Unidos. Se trata principalmente de ONG de ayuda al Tercer Mundo, muchas de ellas, como Population Action International, apadrinadas por Naciones Unidas, que difunden en Asia, África y América Latina los principios y métodos de la planificación familiar, incluida la interrupción voluntaria del embarazo.
'El presidente no apoya que se use el dinero de los contribuyentes para provocar abortos', declaró Ari Fleischer, el portavoz de la Casa Blanca. La decisión de Bush revoca otra adoptada en 1993, en los primeros días de su primer mandato, por Bill Clinton, que autorizó la entrega de subsidios del Gobierno federal de EE UU a organizaciones internacionales de planificación familiar que incluyen el aborto en sus servicios. Clinton, a su vez, había anulado la orden contraria adoptada por Ronald Reagan en 1984 y ratificada por el primer Bush.
Desde hace casi dos décadas, republicanos y demócratas libran una dura pelea en este frente del apoyo o el rechazo de las ONG vinculadas a la planificación familiar fuera de EE UU. Da la impresión de que estas organizaciones reciben las patadas que, por razones de política interna, no se quieren propinar dentro de EE UU.
Bush, que se declara firme enemigo del aborto excepto en los casos de violación, incesto o peligro para la vida de la madre, va a ser escrutado con lupa en este controvertido asunto.
Visita a México
México será el primer destino extranjero del nuevo presidente de EE UU. A este viaje, que se producirá en los próximos dos meses, seguirá uno en abril a Quebec, para participar en la Cumbre de las Américas. El mensaje no puede ser más claro: sus vecinos continentales tienen prioridad en las preocupaciones internacionales de George Bush. Este último se entrevistará en México con Vicente Fox, con el que ya habló largo y tendido en Austin el pasado otoño, cuando el estadounidense aún no había ganado las elecciones y el mexicano aún no había tomado posesión. Bush, que chapurrea español, simpatiza con México y es un gran defensor del Tratado de Libre Comercio con ese país y Canadá, que impulsó su padre y ratificó Bill Clinton. Él y Condoleezza Rice, su consejera de Seguridad, han reiterado que quieren ampliar el libre comercio con sus vecinos americanos, empezando por Chile.
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