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Seguridad alimentaria

La Xunta se muestra incapaz de recoger todas las reses muertas

Un ganadero lleva 10 días con el cadáver de una vaca en su finca

Xosé Hermida

Análisis imposible

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La aplicación de las normas comunitarias para prevenir el mal de las vacas locas está desbordando al Gobierno gallego. La Administración autónoma se muestra incapaz de atender todas las demandas de los ganaderos para recoger las reses muertas en sus explotaciones, que, según las directrices de la Unión Europea, han de ser incineradas después de extraerles una muestra de tejido cerebral para hacer la prueba de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB). Hay casos de ganaderos que llevan hasta diez días esperando la retirada del cadáver de una vaca, según ha podido comprobar este periódico.El pasado viernes, Antonio Fraga, alcalde socialista de Curtis (A Coruña), recurrió incluso a la Guardia Civil. Un vecino le había pedido ayuda porque no sabía qué hacer con una res muerta por una lesión en una pata. "Llamé a la Xunta, a Protección Civil, fue imposible que alguien me diera una respuesta", dice el alcalde. Ante la sucesión de casos como éste durante el puente de la Constitución, la Xunta abrió el lunes un servicio telefónico para atender las peticiones de recogida de animales muertos y gestionar su traslado a un crematorio de Ourense. Ayer, el cadáver de Curtis seguía descomponiéndose en un prado, seis días después del deceso. "Esto roza el delito contra la salud pública", sentenció el alcalde.

Y hay casos peores, como el de otra explotación coruñesa que tiene en una de sus fincas una vaca muerta desde hace diez días. La res falleció en un parto, y el ganadero comunicó inmediatamente lo sucedido a los servicios veterinarios de su comarca, que expidieron el certificado de defunción. Ayer, por fin, le aseguraron que hoy pasarían a recoger el cadáver putrefacto. El pasado lunes, Xaquín López, presidente de la Federación de Empresarios de Producción Láctea, recurrió a la desobediencia civil y desafió la prohibición de enterrar reses tras cuatro días esperando la recogida de dos de sus vacas.

El prolongado abandono de los cadáveres impedirá que se les practique el obligatorio análisis de la EEB, ya que, si transcurren más de tres días desde el fallecimiento, el cerebro se deteriora de forma irreversible. Todas las vacas muertas en las explotaciones tienen que pasar el examen del laboratorio y, mientras no se conozcan los resultados, la granja debe permanecer inmovilizada. Fuentes de la Consejería de Agricultura de la Xunta admitieron sus apuros para atender la demanda de recogida de reses y atribuyeron los retrasos a la falta de tiempo para poner en práctica una normativa comunitaria aprobada el 25 de noviembre."Están saliendo los casos de la gente que se atreve a denunciar, pero hay más vacas tiradas por los prados", afirmó Roberto García, secretario general de Unións Agrarias (UU AA). "La Xunta no es capaz de garantizar la recogida de las reses porque ni siquiera ha presupuestado fondos para cubrir el servicio".

El Gobierno gallego también olvidó desinfectar la granja de Cabana (A Coruña) en la que había nacido una de las dos vacas en las que se detectó la EEB. Tuvo que ser la propietaria, Erundina Negreira, la que le comunicase el pasado martes a la Consejería de Agricultura que los veterinarios aún no habían purgado el establo 18 días después de llevarse todo su ganado para el sacrificio.

El laboratorio nacional para la EEB ha enviado a la Xunta los resultados negativos de los análisis realizados a una treintena de reses, lo que permitirá levantar el bloqueo a buena parte de medio centenar de granjas inmovilizadas.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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