La crisis costará en la UE más de 900.000 millones de pesetas

Opción más barata

La enfermedad de las vacas locas pasará una factura superior a los 900.000 millones de pesetas. Una buena parte de este dinero se destinará a responder al parón en el consumo de la Unión Europea, mayor que el que se desencadenó en 1996, tras el descubrimiento de la transmisión de la enfermedad a las personas. La Comisión Europea estima que el coste de su propuesta para sufragar el sacrificio y exclusión de la cadena alimentaria humana de todos los bovinos mayores de 30 meses que no sean sometidos a las pruebas de detección de la EEB (básicamente porque no tengan mercado) superará los 875 millones de euros (145.587 millones de pesetas).El cálculo se ha realizado a partir de la experiencia obtenida en la crisis del Reino Unido de 1996. Siguiendo este ejemplo, Bruselas estima que el 10% del mercado de la carne de vacuno será imposible de vender, lo que equivale a 625.000 toneladas (23.300 millones cada 100.000 toneladas). La UE financiará con fondos comunitarios el 70% del valor de las reses afectadas y el 30% restante lo pagará el Estado miembro, que sufragará el coste de eliminación de la canal. La factura para el presupuesto comunitario incluirá el coste de la eliminación de la canal y la compensación al agricultor por el animal.

El comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, asegura que es la opción "económicamente más lógica, porque los costes de almacenamiento de la carne son enormes". La Comisión Europea calcula que almacenar las canales hasta el 1 de julio de 2001 representa un gasto de 190 millones de euros (31.600 millones de pesetas) por cada 100.000 toneladas si ésta sigue teniendo salida al mercado. Pero si después de ese periodo la carne no se puede vender por pérdida de valor, el coste sube hasta los 290 millones de euros (48.251 millones de pesetas), porque la canal debe destruirse.A todo esto hay que añadir que la prohibición total en la alimentación animal, para cualquier especie, de las harinas animales acarreará al sector un coste de 3.000 millones de euros (500.000 millones de pesetas) y una pérdida de ingresos para los productores de harinas de 1.500 millones de euros (250.000 millones de pesetas).

También se acordó crear una línea presupuestaria dentro del gasto agrícola dotada con 60 millones de euros (10.000 millones de pesetas) para financiar los seis millones de pruebas para detectar el mal.