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MEDIO AMBIENTE

Rotundo fracaso de la cumbre del clima por el desacuerdo entre Europa y EE UU

Las negociaciones continuarán en 2001 para intentar fijar las reglas del Protocolo de Kioto

La cumbre del clima de La Haya terminó ayer con un rotundo fracaso al no alcanzar ningún acuerdo los principales negociadores: Estados Unidos y la Unión Europea. Los 180 países representados acordaron suspender la cumbre y volver a reunirse el año que viene, posiblemente en mayo o junio. Ayer, eran poco más de las dos de la tarde cuando el presidente de la conferencia, el holandés Jan Pronk, tiró oficialmente la toalla y se declaró "personalmente muy disgustado" tras toda una noche de negociaciones intensas, y pese a que en algún momento pareció que las posturas se aproximaban.

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Pesimismo y disgusto

Antes del próximo verano los países volverán a reunirse para celebrar lo que técnicamente se denominó "segunda sesión" de esta Sexta Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático e intentar alcanzar acuerdos. La cumbre de la Haya terminaba oficialmente el pasado viernes, pero las negociaciones se prolongaron hasta ayer mismo en un ambiente frenético. "No hemos alcanzado un acuerdo", acabó reconociendo Pronk por la tarde, ante una sesión plenaria informal. "Personalmente estoy muy disgustado".El papel de los bosques como sumideros de carbono fue el gran hueso que no cedió en las negociaciones, pero no fue el único. También las medidas para garantizar el cumplimiento del Protocolo de Kioto y la utilización de los márgenes que éste establece se resistieron a cualquier acuerdo entre los dos grandes grupos de negociación de los países desarrollados. Al final, Estados Unidos no se movió de su postura, no hizo concesión alguna a las propuestas finales de la UE. Los ministros europeos, que se habían manifestado partidarios de una cierta flexibilidad, decidieron finalmente, no sin debates internos, negarse a firmar conclusiones que podrían dejar en papel mojado los acuerdos internacionales sobre clima ya firmados.

36 horas

La cumbre de La Haya tenía que acordar los reglamentos del Protocolo, adoptado hace tres años en la ciudad japonesa de Kioto, por el que los países desarrollados se comprometen a reducir en un 5,2%, como media, sus emisiones de gases que están provocando el cambio climático. Los países de la convención, en la conferencia celebrada hace dos años en Buenos Aires, se autoimpusieron la cita de la Haya como plazo límite para establecer estos reglamentos, sin los cuales no puede ponerse en marcha el Protocolo.

En este sentido nadie negaba ayer que la cumbre había fracasado, aunque la declaración de que más vale no firmar un mal acuerdo, por parte de la UE, y las sucesivas declaraciones de los representantes de los países claves enfatizando lo mucho que se había progresado en las negociaciones y en el conocimiento de las posturas ajenas, intentaron atenuar el pesimismo y el disgusto de la mayoría de los asistentes a la cumbre.Más de 7.000 personas participaron en esta conferencia que empezó el 13 de noviembre. Todos los representantes de los grupos de discusión coincidieron en el deseo de "no perder el impulso negociador", en las declaraciones de buena voluntad para alcanzar acuerdos y en admitir la importancia del cambio climático como primer problema medioambiental para el futuro. Pero en eso se quedaron las coincidencias a la hora de redactar los discursos finales.

"Ahora sabemos lo difícil que es aplicar el Protocolo de Kioto en reglamentos concretos y políticas", dijo en nombre de la UE la ministra francesa de medio ambiente, Dominique Voynet. Su contrincante, el estadounidense Frank Loy, Subsecretario de Estado de Asuntos Globales (Departamento de Estado), dijo ante el plenario que "Estados Unidos está completamente comprometido en alcanzar acuerdos", pero resaltó lo difícil de la labor.

Además de quedar señalada como un fracaso, tal vez se recuerde también la cumbre de La Haya como la conferencia del clima en la que los países desarrollados marginaron claramente a los países en desarrollo (integrados en el Grupo de los 77 más China) en las negociaciones finales. Tanto fue así que el portavoz del G-77 anunció en la madrugada del sábado que él se iba a dormir aunque los demás ministros siguiesen en vela intentando alcanzar un acuerdo.

Pronk propuso un documento de negociación final el jueves por la noche y sobre él, haciendo rectificaciones, propuestas y contrapuestas, trabajaron los delegados durante 36 horas. "El borrador propuesto por Pronk pone en peligro lo único que habíamos planteado como no negociable: la integridad medioambiental del Protocolo de Kioto", declaró el sábado por la mañana el ministro español Jaume Matas, exponiendo la postura de la UE.Poco antes había culminado una de las últimas reuniones entre los ministros europeos y era un secreto a voces que, aunque los Quince hablaron con una sola voz durante toda la cumbre, acordar esa única voz no fue fácil. El ministro británico John Prescott llegó a decir en un momento acerca de la presunta unidad europea: "Podría ser mejor". Francia, Alemania, Bélgica, España, Portugal y algún otro país mantuvieron en la cumbre posturas más enérgicas en defensa de la integridad del Protocolo de Kioto que otros, como Holanda o el mismo Reino Unido.

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