Intereses en España

15.000 familias viven en España de la planta del tabaco. Estos puestos de trabajo y los cuidados que requiere la producción -lo que encarece la mano de obra-son los argumentos de quienes defienden la continuidad de las subvenciones. Pero, además, siguiendo la lógica del comisario europeo de Agricultura, están convencidos de que cortar el grifo, los más de 19.000 millones de pesetas que reciben los cultivadores al año, serviría de poco. Los 11 millones de españoles que fuman comprarían tabaco extranjero. "Las grandes productoras traerán el tabaco a España y al final lo que estaríamos haciendo es subvencionar la agricultura de otros países", sostiene Isidoro Hernández Sito, presidente de la Compañía Española de Tabaco en Rama (CETARSA).España, como Estado, sigue teniendo fuertes intereses comerciales en el tabaco. Aunque se haya privatizado Tabacalera -ahora Altadis-, CETARSA es la compañía que transforma casi el 70% de la producción nacional y es en un 80% patrimonio del Estado (el 20% restante es de Altadis). El producto resultante se vende posteriormente a algunas de las compañías productoras de cigarrillos más importantes del mundo.

Quienes, por el contrario, defienden la supresión de las subvenciones aluden a la coherencia con una política sanitaria cada vez más combativa con el tabaco. La directora general de Salud Pública y Consumo, Dolores Flores, cree que la política de ayudas, por su relevancia económica, "es algo que debe decidir Agricultura. Mi responsabilidad, desde Sanidad, es informar a la población sobre el perjuicio que supone fumar y porporcionar alternativas".