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EL SUEÑO DE UN ESCULTOR MÍTICO

Los Reyes despliegan todo su afecto en reconocimiento a Chillida y su arte universal

La inauguración de Chillida-leku reúne a los monarcas con Aznar, Schröder y el 'lehendakari'

El afecto de los Reyes arropó ayer al escultor Eduardo Chillida en la inauguración oficial de Chillida-leku, el museo al aire libre que mostrará en Hernani (Guipúzcoa), a escasos 10 kilómetros de San Sebastián, 40 esculturas al aire libre y un centenar de obras de pequeño formato, dibujos y grabados creados en 50 años de trabajo. La apertura de la colección privada de Chillida reunió en torno a la figura de un artista universal, además de a los reyes, al presidente José María Aznar, al canciller alemán Gerhard Schröder, al lehendakari Juan José Ibarretxe, a su familia y amigos íntimos.

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La inauguración oficial de Chillida-leku, el viejo sueño de Eduardo Chillida y su esposa, Pilar Belzunce, de contar con el espacio idóneo para mostrar sus obras, tuvo ayer un aire familar. El clan Chillida en pleno -sus ocho hijos con sus parejas, la mayoría de los 25 nietos; el hermano del escultor, Gonzalo Chillida, y su esposa- esperaron a las puertas del caserío de Zabalaga, el corazón del museo, la llegada de los Reyes. Un importantísimo despliegue de efectivos de la Ertzaintza y Guardia Civil filtraba el acceso a la finca por una carretera cortada al tráfico desde primeras horas de la mañana.Don Juan Carlos y Doña Sofía llegaron a mediodía en helicóptero hasta la finca. El fuerte abrazo con el que el Rey saludó al escultor marcó el sentido de la visita real a Chillida-leku, antes de que los monarcas dedicaran unas palabras a cada uno de los miembros de la numerosa familia Chillida.

Junto a los anfitriones, el escultor y Pilar Belzunce, recibieron a los Reyes la presidenta del Senado, Esperanza Aguirre; la ministra de Cultura, Pilar del Castillo; el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y su esposa, Begoña Arregi.

Emoción

En un clima relajado, los Reyes recorrieron cada rincón del caserío Zabalaga, reconstruido para acoger las esculturas de pequeño formato y la obra sobre papel, mostrando en todo momento su afecto a Chillida, apartado en los últimos años de la vida pública por su delicado estado de salud. Ayer, el escultor, de 76 años, soportó la emoción dejando traslucir su fragilidad.El director del IVAM, Kosme de Barañano, amigo de Chillida y asesor artístico de Chillida-leku, fue el encargado de guiar la visita de los Reyes por las piezas de alabastro y terracota, los dibujos y grabados del interior del caserío y parte de las esculturas que se reparten por las 12 hectáreas de museo al aire libre.

Don Juan Carlos y Doña Sofía descubrieron una placa conmemorativa de la inauguración oficial en el caserío, que abrirá sus puertas al público la última semana de septiembre.

En el interior del viejo edificio, una construcción tradicional del siglo XVI reconstruido por Chillida como si se tratara de una de sus esculturas monumentales, sonó tras la visita la música favorita del escultor. Entre la piedra desnuda y las vigas de roble al descubierto del caserío, sonó la Cuarta suite, de Bach, interpretada por un violonchelista.

Al término de la visita, don Juan Carlos resumió en una frase su impresión: "Es una maravilla; estoy encantado de que se pueda conservar y lo pueda ver todo el mundo". No hubo más manifestaciones públicas, pero el Rey y la Reina charlaron con Chillida, su esposa, el lehendakari, y otros invitados en un ambiente cálido y distendido, bien diferente a la tensión que rodeaba los accesos a la finca.

En nombre de la familia, la esposa de unos de los hijos de Chillida destacó su agradecimiento por la visita de los Reyes y su satisfacción por haber podido reunir a sus invitados. Todos los consultados expresaban su convicción de que se trata de un museo único, que no sólo convierte la colección privada de Chilllida en uno de las grandes citas artísticas españolas. También resaltaron algunos que el nuevo eje que se crea entre el Museo Guggenheim en Bilbao y Chillida-leku en Hernani hacen de la costa vasca un polo de arte contemporáneo difícilmente superable en Europa.

La cumbre hispano-alemana de Segovia retrasó la llegada de José María Aznar y Gerhard Schröder hasta las dos de la tarde, cuando llegaron acompañados del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, su homólogo alemán Otto Schilly, y el resposable del Departamento de Cultura germano, Michael Naumann.

El canciller alemán, invitado por Chillida meses atrás, recibió simbólicamente la escultura Berlín, que ocupará el acceso a la cancillería en la capital de Alemania, que se ubicó en Zabalaga a la espera de que el tiempo cubra el acero de óxido antes de trasladarla a su destino definitivo.

Alemania fue uno de los primeros países en rendirse al arte de Chillida y es allí donde más premios y honores ha recibido a lo largo de su carrera. Pese a todas las sugerencias sobre problemas de seguridad que la prensa alemana sugirió últimamente en referencia al viaje del canciller a Hernani, Schröder ha querido mostrar tanto su admiración por el artista vasco y su obra como la solidaridad en la lucha contra el hostigamiento terrorista.

Praderas y bosques

Zabalaga, con sus magníficas praderas y bosques como escenario museístico o para la obra del artista vasco, es un marco insuperable. El propio caserío como escultura en sí, que alberga otras esculturas y todo el juego de vistas y perspectivas que brindan los ventanales, el espacio traslúcido y el conjunto de este museo único son un conjunto de experiencias que, como muchos dijeron allí, hacen justicia a la obra del escultor vasco.Antes del almuerzo, hubo tiempo para las fotos de recuerdo. El Rey y la Reina quisieron retratarse junto al jardinero de Zabalaga, Joaquín Goikoetxea, la mano derecha de Chillida en la tarea de cuidar los árboles y las praderas de Chillida-leku.

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