EL SUEÑO DE UN ESCULTOR MÍTICO

Cien amigos

Eduardo Chillida y Pilar Belzunce querían recibir en Zabalaga a un pequeño grupo de amigos para inaugurar oficialmente Chillida-leku. Al final, reunieron a más de un centenar de personas en torno a los Reyes.La numerosa familia Chillida, en cuyas manos queda la gestión del museo, estuvo acompañada por los amigos íntimos, como el arquitecto Luis Peña Ganchegui, colaborador de Chillida en varios proyectos urbanos; Juan Ignacio Uría, ex senador por designación real; la vicepresidenta de la Comisión Europea, Loyola de Palacio, y varios representantes institucionales. Entre ellos estuvieron el presidente del Parlamento vasco, Juan Mari Atutxa; el Defensor del pueblo, Enrique Múgica, y el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte.

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"Es un sueño hecho realidad", dijo en Zabalaga el escultor británico Anthony Caro, que compartió con Chillida la pasión por trabajar con la terracota. "El reconocimiento que se merece un gran artista del siglo XX". Chillida también contó con la presencia del arquitecto alemán Axel Schulte, autor del proyecto de la Cancillería, y de Johann Georg, responsable de una sala de exposiciones en Munich.

El mundo del arte estuvo más representado por los directores de museos -Tomás Llorens, del Thyssen-Bornemisza; Juan Ignacio Vidarte, del Guggenheim; Fernando Checa, del Prado; y Juan Manuel Bonet, del Reina Sofía- que por los creadores.

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