La Corte Suprema chilena discute desde hoy su fallo sobre el recurso contra el desafuero de Pinochet

Con la mayoría de los pronósticos en contra, incluso de alguno de sus partidarios, el ex dictador Augusto Pinochet Ugarte, el mismo que derrocara el 11 de septiembre de 1973 a Salvador Allende en un cruento golpe de Estado, se enfrenta mañana al fallo de la Corte Suprema sobre su inmunidad parlamentaria, que, si ratifica el desafuero que ya concedió la Corte de Apelaciones de Santiago por 13 votos contra nueve, lo despojará de su blindaje legal abriendo la posibilidad de un proceso por 19 secuestros calificados como la caravana de la muerte.Ayer, en la víspera del fallo, fue presentada una nueva querella criminal contra Pinochet, la número 154, esta vez por el asesinato en septiembre de 1973 del sacerdote español Joan Alsina. Éste fue detenido por militares en el Hospital San Juan de Dios, donde trabajaba en Santiago, y llevado al puente Bulnes, uno de los que cruza el río Mapocho, donde fue fusilado

Chile vive en plena normalidad la proximidad del fallo, y la suerte de Pinochet sólo conmueve o interesa a aquellos que vivieron como adultos la dictadura (1973-1990) y a los más politizados. Reflejando este sentimiento, en una reunión con los corresponsales extranjeros, el presidente Ricardo Lagos dijo el viernes: "Pinochet no es un actor relevante en el Chile de hoy; pertenece a otra etapa de la historia".

El Gobierno considera al país y sus instituciones preparados para un fallo en cualquier sentido y, según Lagos, el hecho que el ex dictador se enfrente a un tribunal mientras gobierna un socialista no es más que una "coincidencia", y "no es porque yo sea presidente que el otro señor tiene problemas. Son situaciones que coinciden en la historia". Incluso en el Ejército, cuya comandancia dejó Pinochet hace dos años y medio en manos del general Ricardo Izurieta, la preocupación es sólo del alto mando.

En los escenarios que manejan en el Palacio de La Moneda se espera -si el fallo es adverso al ex dictador- una declaración en la que el Ejército exprese su dolor por la suerte de su ex jefe, pero acate la sentencia, y manifestaciones callejeras de sus partidarios durante un par de días. Y casi nada más. Quizás, si el fallo fuera favorable a Pinochet, algo que muy pocos esperan después que la misma Corte Suprema negara hace una semana, por 11 votos contra nueve, la petición de la defensa del ex dictador de que se le practicaran exámenes médicos previos, con el objetivo de impedir o paralizar el proceso, son previsibles más manifestaciones y cierta agitación.

Después del acuerdo de la Mesa de Diálogo para la búsqueda por parte de los militares -y de las iglesias y la masonería- de los cuerpos de los detenidos desaparecidos en la dictadura, según el cual queda cubierto por ley el secreto profesional de quien reciba la información en estas instituciones, se despejó en Chile el clima de rechazo que habían suscitado en las Fuerzas Armadas los juicios a los militares y a su ex jefe, porque éstas esperan que la entrega de información conduzca a un cierre de los procesos o, al menos, al término del desfile de militares en los tribunales.