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Celera Genomics pierde un 22% en la Bolsa tras descifrar el genoma

Desconfianza de los mercados ante el logro

Aunque las acciones de Celera Genomics están un 1.400% por encima de su valor inicial, la compañía que ha logrado descifrar el genoma humano aún no ha logrado un solo dólar de beneficio. Celera, que ha gastado 26.000 millones de pesetas en descodificar el mapa genético, ha perdido un 22% en la Bolsa de Wall Street desde el lunes, cuando realizó el anuncio. El lunes abrió a 127 dólares por acción, y ayer cerró a 98,75. Este descenso muestra el desconcierto de los inversores ante el futuro a corto plazo de las compañías biotecnológicas.

Celera Genomics es la compañía de Rockville (en las afueras de Washington) que ha logrado descifrar el código genético humano. Esta empresa privada ha compartido con la investigación pública Human Genome Project el mérito de lograr lo que algunos consideran el mayor hito de la historia médica y biológica. Al completar la secuencia del genoma humano, los científicos pueden empezar el trabajo de localización de los genes para analizar su función en el organismo. En una fase posterior, el estudio o la alteración de los genes permitirá crear nuevos fármacos y técnicas médicas destinadas a la curación de enfermedades. La compañía de Craig Venter, fundada en mayo de 1998, tuvo unas pérdidas de 7.500 millones de pesetas en el último periodo fiscal. Sus directivos han tenido que pagar el precio de la urgencia con la compra de "superordenadores" y equipos de análisis ultrasofisticados que han permito hacer en dos años aquello a lo que el proyecto público ha dedicado una década.

Celera espera empezar a obtener beneficios en un plazo de 5 años mediante el cobro por el acceso a sus inmensas bases de datos. Algunas de las grandes empresas farmacéuticas, como Pfeizer (que comercializa la Viagra) y la japonesa Takeda, ya han firmado contratos de 50 millones de dólares (8.600 millones de pesetas) por cinco años de acceso a los ordenadores de Celera.

Aunque la compañía facilitará a todos los investigadores los datos básicos del genoma humano de forma gratuita, los suscriptores a su servicio obtienen una versión "de lujo" de esa información con la que es más fácil trabajar en la búsqueda y entendimiento de los genes.

A pesar de la promesa de beneficios, los inversores han dado síntomas de preocupación o de incredulidad. El índice tecnológico del Nasdaq había registrado en los primeros meses del año un crecimiento del 80%, pero perdió buena parte de lo ganado en unos pocos días a pesar de que ya se adelantaba el anuncio inminente del fin de la secuencia del código genético humano. La mayoría de las 400 empresas biotecnológicas que cotizan en bolsa sólo pueden ofrecer la promesa de rentabilidad, pero ninguna tiene productos en el mercado ni espera tenerlos a corto plazo.

Wall Street parece mostrar mayor confianza en Celera que en las compañías dedicadas al análisis de su descubrimiento. Muchas de ellas tienen las acciones más volátiles de la bolsa de Nueva York, capaces de provocar avalanchas de compra o de venta con la misma premura.

A esto se añade un elemento más de incertidumbre que los expertos financieros expresan en forma de duda ética: serán más rentables aquellas compañías que se dediquen a la búsqueda de tratamientos genéticos capaces de curar los grandes males de la humanidad, porque serán esos productos los que más beneficios generen en su comercialización masiva. De esa manera, el objetivo de rentabilidad en bolsa puede retrasar o bloquear el avance simultáneo de las investigaciones dedicadas a las enfermedades menos comunes.

Eric Lucera, analista de Independent Investment Advisors, explicaba la situación del mercado de Celera y las biotecnológicas con esta comparación: "Es como en los días de la quimera del oro: lo más rentable", explica Lucera, "era estar con la gente que vendía picos y palas".

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