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Reportaje:

Más gente, menos recursos

El informe de la ONU sobre los recursos mundiales pasa revista a los problemas, sobre todo de explotación excesiva o contaminación, que presentan los cinco ecosistemas principales del planeta.Señala que el mayor reto de la agricultura en el siglo XXI será alimentar a una humanidad creciente: en los próximos 20 años nacerán 1.700 millones de personas.ECOSISTEMA AGRÍCOLA

Más alimentos

En las últimas décadas, la producción de comida ha superado el crecimiento de la población mundial. Los recursos alimenticios por persona son superiores en un 24% a los de 1961, mientras que los precios reales de los alimentos han bajado el 40%. Los ecosistemas agrícolas cubren más de un cuarto de la superficie total de la tierra firme pero las tres cuartas partes de los cultivos tienen muy escaso rendimiento. El 66% de la superficie agrícola ha padecido algún tipo de degradación en el último medio siglo debido sobre todo a la erosión, la salinización y la contaminación.Desde 1970, la ganadería se ha triplicado y las cosechas se han multiplicado por dos, pero la degradación de los suelos es tal que se reducirá la productividad de las tierras de cultivo en un 16%, especialmente en África y Centroamérica. La intensificación de los cultivos también ha provocado un descenso de la calidad del agua. Las áreas irrigadas sólo representan el 17% de las tierras cultivadas, pero han aumentado un 72% entre 1966 y 1996. El 30% de los bosques y selvas se han deforestado para cultivar en los últimos 30 años.

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ZONAS COSTERAS

Superpoblación

El 40% de la población mundial vive a menos de 100 kilómetros de las costas. Esta franja supone menos del 20% de la superficie total de la tierra firme. Este aumento de la población está acabando con los recursos naturales de estas zonas.

El pescado y los mariscos representan una sexta parte de las proteínas animales que consume el hombre. Algo más de mil millones de personas dependen sólo de este alimento como principal fuente de proteínas. La producción pesquera mundial se ha multiplicado por seis desde 1950. El 70% de los recursos pesqueros marinos están sobreexplotados y las flotas tienen permisos de captura que superan los máximos tolerables. La piscicultura ha doblado su producción desde 1990.

Los ecosistemas de las costas están agotando su capacidad de absorción de la contaminación debido al creciente número de productos químicos que se vierten en sus aguas. Pero la situación se ha estabilizado en estos últimos años, gracias a que los gobiernos son ahora más prudentes y se producen menos vertidos petrolíferos.

La contaminación amenaza a las especies marinas y pone en peligro los corales. Algunas especies comerciales también se ven amenazadas, por ejemplo el bacalao del Atlántico. El turismo, el sector de más crecimiento de la economía global, suele tener como escenario las costas. Ya se han notado sus efectos en la degradación de la biodiversidad (en el coral, sobre todo).

BOSQUES Y SELVAS

Deforestación

Los bosques representan un cuarto de la superficie terrestre. Las áreas forestales han aumentado ligeramente en los países industriales desde los años ochenta, pero han disminuído un 10% en las naciones en desarrollo. La deforestación tropical afecta cada año a más de 130.000 kilómetros cuadrados. Menos del 40% de los bosques se libra de la perturbación debida a la actividad humana. Las poblaciones de los países en desarrollo son las que más dependen de la industria maderera. Estas explotaciones han aumentado el 50% desde 1960 para alcanzar los 1.500 millones de metros cúbicos anuales. En la mayoría de los países en vías de desarollo la tala de arboles supera el ritmo de crecimiento natural. El 30% de las cuencas han perdido las tres cuartas partes de su arboleda original, lo que favorece la erosión del suelo. El 9% de las especies arbóreas de bosques y selvas están en vías de extincción. Si continúa el ritmo de deforestación, las especies forestales podrían reducirse entre un 4% y un 8% en los próximos años.

AGUA DULCE

Contaminación

El agua dulce es el recurso que corre mayor peligro de contaminación. El 60% de los 237 principales ríos del mundo tienen su curso fragmentado por presas o canales. En 1997, la producción pesquera de agua dulce alcanzó los 7.7 millones de toneladas métricas, al límite de la capacidad de este recurso.

Al menos 1.500 millones de personas dependen directamente del agua subterránea como su única fuente de agua potable.Aunque la calidad del agua de superficie ha aumentado en Estados Unidos y Europa Occidental, en los últimos 20 años las condiciones se han degradado a nivel general, debido al aumento de la agricultura intensiva y el crecimiento de la población. La aparición de algas se detecta en la mayor parte de los sistemas acuíferos interiores y la contaminación fecal de muchas de estas aguas se mantiene como una de las principales causas de mortandad en los países en vías de desarrollo.

La construcción de presas ha ayudado a proveer de agua potable a grandes partes del planeta, ha mejorado la irrigación y ha constituído una nueva fuente de energía eléctrica. Pero los abusos también se han multiplicado a la misma velocidad. Entre 1900 y 1995, el consumo de agua embalsada se ha multiplicado por seis, mientras que en el mismo periodo la población mundial se ha triplicado. El reparto es muy desigual: el 40% de la población aún padece serios problemas de abastecimiento, algo que se agravará en los próximos años. La biodiversidad está mucho más amenazada que en los ecosistemas terrestres. Más de 10.000 especies, que suponen el 20% de los peces de agua dulce, se han extinguido o están en vías de desaparición.

PRADERAS Y SABANAS

Cambio y degradación

Las praderas y las sabanas cubren el 40% de la superficie terrestre y albergan a 1.000 millones de personas. La mitad vive en áreas que corren peligro de desertización. La agricultura y la urbanización está cambiando su paisaje. Esta alteración es total en países como Estados Unidos, donde se aprecia un declive de la biodiversidad. En África, las sabanas que albergan la mayoría del ganado están muy degradadas. El 55% de las praderas y sabanas del mundo corre el riesgo de desertización

El turismo es otra de las formas de explotación de estos espacios. Aunque las 667 áreas naturales protegidas en diversas partes del mundo incluyen notables extensiones de pradera, muchas de ellas han sido alteradas de alguna forma (carreteras, urbanización) para permitir este tipo de actividades.

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