El arte del fin del mundo llega a Madrid a través de 200 objetos

Una pareja de postes de una casa de finales del siglo XIX de la costa central de la Columbia Británica saluda al visitante de la exposición Espíritus del agua. Arte de Alaska y la Columbia Británica, abierta en la Fundación La Caixa, de Madrid (Serrano, 60), desde mañana y hasta el 2 de abril. Un total de 200 objetos, sobre todo máscaras, cabezas y dibujos, recorren el arte del fin del mundo con piezas recogidas por diversas expediciones.

Una escenografía dramática en el tratamiento de la luz, por la delicadeza de las piezas expuestas, concentra la atención en grandes figuras y máscaras de espíritus del siglo XIX o en pequeños marfiles del año 200 antes de Cristo. La exposición de la Fundación la Caixa propone descubrir al público -como ocurrió con África, magia y poder, que visitó Madrid, Barcelona y Sevilla- el arte del norte occidental de América, el lugar más distante de cualquier puerto de Europa. Tras su presentación en Barcelona, y su actual muestra en Madrid, la exposición viajará a Houston, a la Fundación Menil, que colabora en el proyecto.Un mapa y una de las paredes de la sala reproducen la costa que se extiende entre el estrecho de Bering y el río Columbia, en el Pacífico. Las culturas y las manifestaciones artísticas de las personas que han vivido al borde del mar y sus espíritus del agua no se conocieron hasta el siglo XVIII, con la llegada de las primeras expediciones ilustradas rusas (Vitus Bering) y españolas (Malaspina y Bustamante). Más tarde llegaron las inglesas (James Cook) y americanas (Franz Boas).

El montaje, preparado por Paz Cabello, directora del Museo de América, de Madrid, y el antropólogo Alberto Costa, experto en arte primitivo, está basado en los materiales de las distintas expediciones científicas del siglo XVIII y en "la calidad estética de las piezas". Varios museos y coleccionistas han prestado las obras, junto con un grupo de dibujos y grabados de artistas de las expediciones de Malaspina y Cook que se reúnen por primera vez. "Las piezas son excepcionales", declaró ayer Paz Cabello, estudiosa de las expediciones americanas. En la muestra destacan delicados marfiles (peines, cabezas, figuras de mujer) de los esquimales del estrecho de Bering, que fueron encontrados bajo el hielo, y los conjuntos de máscaras, algunas de ellas transformables.

El montaje une los caminos de las expediciones científicas con el arte de los indígenas de una zona desconocida hasta el siglo XVIII. Los antecedentes se sitúan a finales del siglo XVI, con la llegada del español Juan de Fuca al sur de la isla de Vancouver, y siglo y medio más tarde, el descubrimiento de Vitus Bering del estrecho que lleva su nombre.

Esquimales

Los españoles volvieron entre 1774 y 1795 para cartografiar las costas, recoger y dibujar objetos. Los marinos ingleses tocaron en los mismos lugares, que más tarde conocieron a los militares y antropólogos americanos, en plena fiebre de los museos por coleccionar estas piezas. Una exposición en Chicago llegó a reunir 6.000 objetos.

La distribución de los espacios corresponde a las expediciones españolas, inglesas, rusas y americanas, con ámbitos especiales dedicados a los inuit, esquimales que hoy ocupan Alaska, divididos, según el dialecto que hablan, en los inupiak al norte (talla de marfil) y los yupik al sur (máscaras). Es un arte clánico, heráldico, de los espíritus familiares, ceremonial, según Paz Cabello, donde domina el jefe y los clanes del oso y del cuervo. Hay manifestaciones artísticas del área cultural del noroeste, con pueblos entre la bahía de Yakutat y el río Columbia, y un conjunto de dibujos y grabados que son testimonio del contacto de las expediciones con los nativos. Los objetos de las expediciones españolas proceden del Museo de América, donde fueron depositados en 1941, tras su paso por el Real Gabinete de Historia Natural y el Museo Arqueológico. El catálogo incluye textos de Emma Sánchez Montañés, J.C. H. King, Bill Holm, Leoncio Carretero y de los comisarios.