Al albur de Bruselas. Paulino Plata resume su gestión La opinión de la oposición y el sector
El campo andaluz ha protagonizado un lustro histórico. Las sequías de 1995 y de este año marcan los límites de un periodo en el que la producción agraria ha alcanzado cotas no registradas jamás: en 1996, se superó por primera vez el billón de pesetas, el año pasado se llegó a los 1,24 billones y ya hay más de 300.000 trabajadores activos agrarios. El paralelismo con el incremento de la ayuda de la UE es evidente: en el marco 1994-1999, la inyección comunitaria al sector agrario de la región superó el billón de pesetas.La ausencia de lluvias ha parado la evolución positiva del sector. En todo caso, no serán las sequías cíclicas el principal reto que afrontará el departamento que ha dirigido estos años Paulino Plata: los problemas vendrán de Bruselas.
Si una virtud se le puede atribuir a Plata es que entendió desde el principio cual era el escenario de juego y siempre ha tratado de tomar parte en una partida a la que Andalucía no está invitada. La representación de los intereses de la comunidad en la UE, como las de los otras 16 autonomías la ostenta el Gobierno español.
Plata, que ya era consejero de Agricultura en el "bienio negro" (1994 y 1995, los años de la pinza de PP e IU), vio sus presupuestos paralizados en ese periodo, pero se tomó la revancha en 1996: las primeras discursiones con Loyola de Palacio, sobre la reforma de la Organización de Mercado Común del aceite de oliva marcó la resurrección de Plata, que en un año consiguió capitanear el malestar del sector sobre la postura negociadora de la ministra de Agricultura y consiguió abrir un nuevo frente político con el PP.
Los números, en esta cuestión, tienden a dar la razón a la Junta: en el primer año de aplicación del nuevo reglamento el olivar español (que es como decir el andaluz) tendrá una penalización del 14% con una cosecha media. No es tanto que la cantidad nacional a la que la UE asigna ayuda sea escasa (786.000 toneladas) como que italianos y franceses consiguieron una cuota muy por encima de su produccion real, lo que les garantiza percibir toda la ayuda (220 pesetas por kilogramo).
El ejemplo del olivar es ilustrativo de la situación de los cultivos mediterráneos: el presupuesto comunitario es mucho más generoso con los cultivos continentales (Francia, Alemania) y lo será aún más con la ampliación al Este. Además, la CE está impulsando la apertura de mercados a productos magrebíes (muy similares a los de la región) y la Agenda 2000 fija un límite de gasto de 40.500 millones de euros anuales.
El algodón amenaza con ser el primer damnificado de esta limitación presupuestaria. La CE quiere aumentar las penalizaciones a un sector que supera de largo la cuota asignada: 290.000 toneladas. COAG calcula que desaparecerán la mitad de las explotaciones.
"España no defiende bien el cultivo mediterráneo", se queja Plata; el mecanismo de concertación de la opinión española es, como poco, curioso: en la Conferencia Sectorial que reúne a las 17 autonomías y al Gobierno, Andalucía ( 80% de la producción olivarera) tiene el mismo peso que La Rioja en propuestas sobre el aceite de oliva. "Hay que reglamentar este procedimiento", indica Plata.
Si en las querellas con el Ministerio, Plata se las ha ingeniado para resultar casi siempre vencedor moral, la producción legislativa es sin duda el vacío más importante que deja el consejero. La Consejería se ha amparado en la búsqueda del consenso para explicar la ralentización del Plan de Modernización del sector (1,2 billones hasta el 2007). Plata asegura que lo sacará con el respaldo de todos antes de las elecciones. Las asociaciones agrarias lo desdicen: "Es un bluff", dicen en Asaja; "no han contado con nosotros", se lamentan en COAG.
El diseño legislativo de Plata es consensuar primero el plan y luego elaborar la ley. Una estrategia fallida en el caso de la agricultura y la ganadería, pero que se ha demostrado válida para el sector pesquero. Hasta ahora, gracias al Plan de Modernización de la Pesca (aprobado en 1997) se han inyectado más de 50.000 millones. Una reconversión asistida que ha puesto al sector en una situación mucho mejor para afrontar un horizonte preocupante (sin acuerdo con Marruecos y con la reducción de capturas marcada por la CE).
Si en la tramitación de las ayudas comunitarias a la pesca (se ha conseguido atraer incluso fondos no gastados por otras autonomías), la labor de Plata sólo merece parabienes del sector, en el caso de la agricultura y la ganadería la situación no despierta tanta unanimidad. La Consejería gestiona, desde 1997, los más de 250.000 millones anuales de ayudas comunitarias. "Al principio tuvimos problemas, pero ya nos hemos adaptado", dice Plata, quien recuerda que el FAGA es el sexto organismo pagador de Europa. "La gestión en los pagos a los cultivos herbáceos sigue siendo un desastre", asegura Eduardo Martín, de Asaja.
Tres o cuatro apuntes más sobre una legislatura extensa: la agricultura ecológica ha multiplicado su presencia, aúnque aún se está lejos de la superficie de Extremadura (200.000 hectáreas), la modernización del regadío anda bloqueada (con una dotación presupuestaria reducida), se han hecho esfuerzos para impulsar la comercialización (Plata ha llevado al sector a numerosas ferias internacionales, se han multiplicado las denominaciones de origen, se ha creado Mundoliva para impulsar la venta de aceite envasado); pero con la renombrable excepción del sector hortofrutícola, los resultados en la asignatura pendiente del campo andaluz siguen siendo escasos.
"Estoy muy orgulloso de que la agricultura siga siendo un pilar económico de Andalucía. No sólo eso; por primera vez en décadas podemos decir que la población rural no ha descendido y nuestro reto es trabajar para que aquellas comarcas eminentemente agrarias que pasan por problemas generen oportunidades para evitar el despoblamiento; en estos años se ha introducido un cambio de actitud en las personas, que ya buscan su propio futuro y que se han convertido en emprendedores, como se demuestra en el peso del sector en la balanza comercial: vendemos muchos más productos agrarios que los que compramos"
Miguel López, presidente regional de COAG: "La política de enfrentamiento que ha practicado Plata y en general el Gobierno autonómico, ha actuado, en el sector agrario, en contra del cheque andaluz".
Carmen Martínez de Sola, portavoz parlamentaria del PP: "Tras más de cinco años, el consejero nos ha dejado sin marco legislativo alguno lo que está frenando muchas iniciativas".
Eduardo Martín, coordinador técnico de Asaja-Sevilla: "Desgraciadamente, el balance legislativo viene marcado, desde 1994, por la pésima gestión de los recursos que la Consejería recibe de Bruselas".
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