"He hecho todo lo posible por Rafael, me da igual lo que digan"
"Cuando alguien se muere en tus brazos y tú le sigues diciendo que le quieres, que le quieres, que le quieres... Hubiera dado lo que fuera por cinco minutos más de vida de Rafael". María Asunción Mateo (Valencia, 1944), compañera de Rafael Alberti en los últimos 18 años, reprime las lágrimas. "No quiero llorar. Estoy serena y tranquila, todo lo bien que se puede estar después de haber perdido al marido. Me siento con autoridad moral porque he hecho todo lo posible por Rafael hasta el último momento de su vida. Esto es lo que me da paz. Me da exactamente igual lo que diga la gente. Desde que me casé con Rafael [en 1990] no lo dejé nunca solo".Mateo cita a María Teresa León, primera esposa de Rafael Alberti, para explicar su vida con el poeta: "Él era un cometa y nosotras le seguíamos en su estela. Yo nunca he sido una persona brillante, pero soy consciente de lo que he significado en la vida privada de Rafael todos estos años". "Lo que más me atrajo de Rafael, lo que me enamoró de él es que tenía algo inaprehensible, algo a lo que no podía acceder. Él me quiso, pero estoy convencida de que yo le quise mucho más".
Desde el año 1996, en que el poeta tuvo que ser ingresado en un hospital por problemas respiratorios, la dedicación ha sido intensa y exclusiva. "Su salud se resintió, aunque llevó una vida normal hasta el final. Incluso el día que a Rafael le pasó eso había hecho por la mañana sus ejercicios de gimnasia como siempre".
"El día que a Rafael le pasó eso". En Ora Marítima, la casa en la que el poeta vivió sus últimos años y en la que murió, el pasado 28 de octubre, no se habla de muerte. "A él no le hubiera gustado. "Yo, que no me pienso morir nunca", decía, o "nunca soy pasado, siempre futuro", pero se ha ido. Se fue como se marchan las hermosas apariciones estelares. Siento que aún tengo apretadas sus manos en las mías, veo su rostro luminoso".
Rafael Alberti llevaba una vida muy tranquila, paseaba, siempre acompañado, y escuchaba música clásica. Le gustaba que le leyeran poemas, las rimas de Bécquer y, sobre todo, el dedicado a Tiziano de su libro A la pintura: "¡Oh juventud! Tu nombre es Tiziano". María Asunción o alguno de sus hijos lo cambiaba. "Metíamos algunas morcillas. Decíamos, por ejemplo: "¡Oh juventud! Tu nombre es Alberti", o cambiábamos "Pintor del Piave, eterno, / dichoso juvenil, vergel florido..." por "Pintor de El Puerto, eterno...". Se reía a carcajadas".
"Quiero asumir mi soledad, afrontar la situación. Trabajar duro en la Fundación Rafael Alberti será como una prolongación de su vida. Me hace sentir como si aún estuviera con él". "De hecho, no hace falta hacer nada por Rafael. La obra de Alberti habla por sí sola, aunque creo que sí es importante darla a conocer a los más jóvenes y explicarles la importancia que ha tenido en la Historia, con mayúscula, de este siglo".
Ora Marítima pertenece al Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, que la cedió al poeta. María Asunción Mateo desea seguir viviendo en ella. "Después de estos años me considero una portuense". Ahora, silenciosa y vacía, la casa está tan impregnada de la presencia del poeta, que se tiene la impresión de que en cualquier momento vamos a ver al poeta, sentado, con su mantita de cuadros, en el sofá.
Mateo es la directora de la Fundación Alberti, y en Ora Marítima tiene línea directa con ella, a través de la que ha resuelto problemas cuando no podía separarse del poeta. Ahora le dedicará toda su atención. El Ayuntamiento de El Puerto ha comprado la casa contigua y ya están hechos los planos. Las obras costarán 160 millones de pesetas, que serán aportados por el Ministerio de Educación y Cultura y por la Junta de Andalucía. Los Reyes, que inauguraron en junio de 1998 la exposición permanente Rafael Alberti, un siglo de creación viva, se interesaron personalmente por la ampliación de la fundación. "Es que se nos ha quedado pequeña". La muestra recorre la vida y la obra de Alberti: 1902-1917, los años infantiles y la adolescencia en El Puerto de Santa María; 1917-1930, traslado a Madrid, la pintura, la amistad con el grupo de poetas que después será conocido como generación del 27 y su boda con María Teresa León; 1931-1939, la República y la guerra, su compromiso social y político, su trabajo en la Alianza de Escritores Antifascistas; 1939-1977, el exilio (Francia, Argentina e Italia); 1977-1998, el regreso a España, diputado por el PCE en las primeras Cortes democráticas, su actividad política y matrimonio con María Asunción Mateo. La fundación ha reservado una sala para María Teresa León, en la que se muestran bellísimas fotografías de la escritora así como sus libros. Hay también una sala de audiovisuales, una amplia muestra de la obra gráfica de Alberti y una biblioteca que contiene toda la obra del poeta, su colección particular de libros, que el poeta donó, y otros fondos adquiridos por la fundación. En estos momentos se está informatizando. "Estará abierta a todos, en especial a quienes quieran investigar. El nuevo edificio nos permitirá tener un salón de actos y exponer más ampliamente la donación de Alberti".
Mateo, autora de ensayos sobre Rosa Chacel, Dámaso Alonso o Dulce María Loynaz, entre otros autores, quiere reservarse "un pequeño espacio" para ella. "Voy a intentar escribir, no memorias ni sobre Alberti, sino sobre otros autores, como ya hice antes".
María Asunción Mateo no ha querido leer lo que se ha publicado estos días sobre Alberti y sobre ella ni tampoco ver ningún programa de televisión. "No quiero sentirme herida, no quiero que nada, ni bueno ni malo, me perturbe, bastante dolor siento. Quizá cuando pase un tiempo y pueda ver las cosas de manera más objetiva lo lea".
La han acusado de apartar de Alberti a antiguos amigos del poeta, de marginarlos, de haber manipulado alguno de sus textos. "Me da exactamente igual lo que digan, me importa un bledo hervido. Lo que a mí me quedará para siempre son los 18 años que he vivido con Alberti. Lo demás no me importa".
Pese a que no ha querido leer ni ver, amigos le han llamado indignados para contárselo. "No entro en nada de eso. Cada uno es libre de opinar lo que quiera. Quienes conocíamos a Rafael Alberti sabíamos que tenía un corazón lo suficientemente grande para que cupiera en él todo el mundo".
Tampoco quiere hablar de "malas relaciones" con Aitana Alberti, la hija del poeta, que vive en Cuba. "El testamento de Rafael no ha sido abierto aún. La ley ampara más a los hijos, ¿no?". Poco después de la muerte de Rafael Alberti, en las primeras horas de la madrugada del pasado 28 de octubre, desde Ora Marítima se envió un fax a Aitana a La Habana comunicándole la muerte de su padre, y ésta respondió diciéndoles que viajaba a El Puerto. Su primera visita a la casa del poeta duró cuatro minutos y unos segundos, según cuenta uno de los allegados de María Asunción. La viuda de Alberti evita cualquier tipo de polémica. "Por eso no he querido hablar con los medios de comunicación. Me da exactamente igual lo que digan", repite. "Yo lo que sé es que ha muerto el último gran mito de Europa y que a mí se me ha muerto el marido al que tanto he querido, al que tanto quiero. He vivido muy rápido estos 18 años. Han pasado demasiado deprisa".
Babelia
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