Dos millones de andaluces sobreviven con una media de 30.000 pesetas al mes
Una persona de 30 años, sin estudios, sin trabajo, que sobrevive con 30.000 pesetas al mes. A este retrato robot responden dos millones de andaluces, según explicó ayer en Málaga Salvador Pérez, autor del estudio Las condiciones de vida de la población pobre en Andalucía. Firma este trabajo un grupo de investigadores de la Universidad de Málaga que responde a las siglas ECB (Economía Cuantitativa del Bienestar), y lo ha editado Cáritas. Anselmo Ruiz, director de esta organización humanitaria en Málaga, aseguró que se pretende que sirva de instrumento de trabajo para aplicar políticas sociales integradoras, "no meros paños calientes".Es posible ahondar mucho más en el perfil de las personas pobres. Habitan en barrios marginales, en casas pequeñas, que carecen de equipamientos básicos como agua corriente, luz o cuarto de baño. Conviven con otros tres miembros de su familia. Hay muchas probabilidades de que tengan algún pariente en prisión, y de que padezcan drogodependencias u otras adicciones. Además, su autoestima es muy baja, y su confianza en la posibilidad de cambiar de vida, nula.
Para estar por debajo del umbral de la pobreza es preciso tener ingresos inferiores a la mitad de la renta media española. Es decir, que cada miembro de la familia disponga de menos de 44.255 pesetas al mes para vivir. El 30% de la población andaluza se encuentra en esta situación; la comunidad supera claramente la media española, que está en torno al 22 %.
Por provincias, la que cuenta con un menor porcentaje de población pobre es Málaga, que tiene un 27%; en el otro extremo está Córdoba, con un 34%. La pobreza extrema, la que se define por unos ingresos inferiores a las 13.275 pesetas mensuales por persona, tiene mayor presencia en Sevilla, Córdoba y Huelva. Que son las provincias, junto con Cádiz, en las que la población pobre es más joven.
Paro y analfabetismo
De estos dos millones de pobres, el 61% son niños, estudiantes, amas de casa y ancianos, que no están en disposición de trabajar. Del 39% restante que forma la población activa, la mayoría está en paro. Sólo trabajan legalmente el 8% de los pobres; un 5% lo hace subempleado, en lo que se conoce como economía sumergida. Existe una correlación entre esta marginalidad laboral y la falta de formación; el 43% de ellos son analfabetos, sean totales o funcionales.
En cuanto a la vivienda, el 18% de población pobre vive hacinada, es decir, dispone de menos de 10 metros cuadrados por persona en su vivienda. Este problema es especialmente grave en Cádiz, Almería, Granada, Málaga y Sevilla, que se encuentran en la lista de las 12 provincias españolas más desfavorecidas a este respecto. En cuanto a la promiscuidad, o sea, el hecho de que haya menos de un dormitorio por cada dos personas, afecta al 26,3% de los pobres andaluces. Pero la falta de espacio no es la única deficiencia de las casas de los pobres, ni siquiera la más grave. Hay 10.000 familias andaluzas que no tienen luz ni agua corriente; a 21.000 les falta un retrete propio y 57.000 no disponen de agua caliente.
¿Y a qué atribuyen su pobreza? El 69% de ellos cree que se debe al paro o a la precariedad del trabajo. El 17% echa la culpa a la vejez y la falta de salud, y sólo el 4% señala la injusticia social como causa de la miseria. Según indica el estudio, harían falta 174.000 millones de pesetas anuales para colocar a esta parte de la población andaluza por encima del nivel de la pobreza.
El 50% de los pobres andaluces tiene acceso a servicios sociales. Y hacen una valoración mejor del apoyo de Cáritas y de Cruz Roja que del público, sean de rango autonómico o municipal. A juicio de Anselmo Ruiz, "después del importante crecimiento que han registrado los servicios sociales en España en los últimos diez años, es sorprendente que siga habiendo el mismo número de pobres: ocho millones". Para Ruiz, "es hora de evaluar los resultados de la política social y ver si los pobres están condenados a seguir siéndolo".
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