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La operación de fusión entierra definitivamente la antigua banca pública

En mayo de 1991 nacía la Corporación Bancaria de España. Era un proyecto que inspiró el entonces ministro de Economía, Carlos Solchaga, y al frente del cual puso a un hombre de su confianza, Francisco Luzón, un alumno aventajado del malogrado presidente del antiguo Banco de Vizcaya, Pedro Toledo.Luzón tenía ante sí el reto de reordenar las unidades de negocio que formaban el holding público (Banco Exterior, Banco Hipotecario, Banco de Crédito Industrial, Banco de Crédito Local y Caja Postal), que anteriormente habían estado bajo el paraguas del Instituto de Crédito Oficial (ICO).

El grupo, con mayoría del Estado, nacía con unos activos de nueve billones de pesetas y el reto de demostrar que la banca pública podía ser tan eficiente como la privada. Sin embargo, entonces los datos de Argentaria no eran comparables a los de los restantes grandes bancos, exceptuado Banesto, que comenzaba a entrar en barrena.

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Luzón impulsó un modelo de gestión, que él denominó banca federada, que posteriormente ha sido desmantelado de forma paulatina por su sucesor, Francisco González. Francisco Luzón siempre fue un defensor de las técnicas de planificación y control y de un crecimiento por áreas de negocio. Dotó a la Corporación Bancaria de métodos de gestión netamente privados y contrató a un equipo de profesionales procedentes del antiguo Banco de Vizcaya. Estas contrataciones supusieron una vía de escape para el excedente de materia gris que se había reunido en el BBV y que fue motivo de pugnas internas tras la muerte de Toledo. Esta fusión volvería a reunir en los despachos a ejecutivos de la factoría del Vizcaya.

Sin embargo, el proyecto de Luzón ya estaba orientado a sacar al mercado el conglomerado de banca pública de forma escalonada, en línea con lo que se avecinaba en Europa con el euro en perspectiva. De hecho, en el año 1993 se aprobó la primera privatización parcial del grupo; la segunda, en el año 1995, y la tercera, en febrero de 1996, justo un mes antes de las elecciones generales que perdió el PSOE.

El PP, nada más aterrizar, eligió a un hombre de confianza para dirigir Argentaria, Francisco González, y le encargó un trabajo de reforzamiento de sus datos económicos para buscarle posteriormente salida por la vía de una fusión. Era evidente tras el anuncio de unión entre el Santander y el Central Hispano el pasado 15 de enero.

En los tres últimos años, González ha saneado el Banco Exterior, ha resuelto el problema de esta entidad con su fondo de pensiones mediante una complicada negociación con los sindicatos. Una vez salvado este escollo abordó la fusión interna del Banco Hipotecario y la Caja Postal (las dos perlas del grupo) con el Exterior, y ha completado la cuarta y definitiva oferta pública de venta (OPV) por el 29% del capital que aún quedaba en manos del Estado. En 1998 integró las redes de los tres bancos fusionados.

Asimismo, en junio de 1998 cerró una alianza con el grupo financiero Dexia, producto de una unión del Crédit Local de France y el Crédit Communal de Belgique (que tomaba el 40% del capital del Banco de Crédito Local). Argentaria se ha dotado de una estructura comercial homologada con cualquier banco privado y ha apostado por la banca telefónica, a través de Banca Directa Argentaria. En el último año, 338.595 clientes se habían dado de alta en Línea Directa Argentaria. Una de las obsesiones de Francisco González es controlar y aprovechar al máximo el desarrollo de la tecnología de la información aplicada al negocio bancario. En este sentido, la unión con el BBV le supone encontrarse con el socio adecuado.

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