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Hungría y Günter Grass protagonizan la Feria del Libro de Francfort que se inaugura hoy

385.000 títulos se presentan esta semana en la mayor concentración editorial del año

ENVIADO ESPECIALSe discute ya sobre si se trata o no de la última del milenio, esta Feria del Libro de Francfort que se inaugura hoy, dedicada a Hungría y con Günter Grass como protagonista inevitable. No hay, por el contrario, discusión respecto a todos los demás superlativos que caracterizan a la mayor concentración del mundo en el campo editorial y literario. Las marcas y los techos del año pasado vuelven a superarse y serán 385.000 títulos los que presente en una semana la industria frente a los 365.000 de 1998. Todos los años se preguntan los observadores si la feria puede crecer más. Y todos los años lo hace, pese a los muchos que la consideran ya inabarcable.

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Lucha de conciencias

La avalancha de publicaciones y nuevos productos editoriales en todo tipo de nuevos soportes audiovisuales e informáticos hacen del programa y del recinto ferial una jungla de eventos y actuaciones en más de 180.000 metros cuadrados. A la misma se prevé que acudan en sólo cinco días cerca de 300.000 visitantes, editores, agentes, libreros, bibiotecarios y también escritores. Los periodistas llegados para contar lo que sucede y ayudar voluntaria o involuntariamente a la mayor gloria del negocio serán más de 10.000. El volumen del comercio aumentará asimismo, según los expertos, en torno a un 2%. Y en Francfort no se encuentra una habitación ni con la intercesión de un premio Nobel.Tan sólo hay una cifra que cae una vez más respecto a la celebración de la anterior y es la de expositores individuales. Son unos 6.600, unos 180 menos que el año pasado, los que acuden a Francfort este año a comprar títulos, negociar derechos y licencias, vender traducciones. Y esta cifra es una de las más significativas porque demuestra cómo continúa la implacable concentración en el mundo editorial. Todos los años hay que lamentar bajas entre pequeñas editoriales que han sido absorbidas o han fenecido por asfixia en una de las industrias de competencia más implacable. En muchos países son ya unos pocos los grandes grupos que acaparan la inmensa mayoría de los beneficios.

Editoriales españolas

Todas las editoriales españolas de entidad están presentes y firmemente convencidas de tener que estarlo, sobre todo después de los éxitos editoriales en el exterior que lograron en los últimos años con algunos escritores como Arturo Pérez-Reverte o Javier Marías.La concentración en la industria se hace cada vez más patente en Francfort. En Hungría, el país protagonista como huésped de honor este año de la feria, media docena de compañías acaparan ya más del 60% de la producción editorial. Esto sucede en un país en el que hace 10 años aún no había prácticamente ningún grupo editorial privado. Pero además, de la cifra total de negocios de esta industria en Hungría sólo procede de la literatura en torno al 3%. Y esto se refiere a uno de los países con mayor índice de publicación y lectura del mundo.

En Alemania, la literatura aún supone el 11% de la cifra de negocios de un mundo en el que folletos, fascículos coleccionables, revistas especializadas, artículos multimedia y otros productos de gran consumo han pasado hace tiempo a sustituir a novela, ensayo y poesía que, pese a la masiva proliferación de títulos, cada vez aparecen en menores tiradas.

"Todos vienen a Francfort porque todos vienen a Francfort". Con esta frase se promociona una feria que desde hace muchos años ya no tiene necesidad de promoción porque la frase se ha convertido en cierta. Si comenzó hace 51 años como un intento de volver a poner a Alemania en el mapa mundial de la cultura tras el descrédito y el ostracismo que siguieron al nazismo, a la guerra y al holocausto, hoy la feria es un inmenso escaparate de la nueva era del comercio con imágenes y mercancías y sólo muy al margen del intercambio de ideas y formas literarias. Y es una gigantesca plataforma para los contactos y las negociaciones, los tanteos, las subastas y las ventas de un negocio inmenso que, siguiendo las leyes de todos los grandes sectores, tiende a la concentración y a las alianzas estratégicas.

Al margen de las grandes o pequeñas operaciones que los editores y los grupos poderosos tengan entre manos, la feria se presenta como todos los años y, posiblemente para evitar este perfil mercantil tan acusado, con un sinfín de eventos literarios y artísticos. Y destacará asimismo el importantísimo papel que ha adquirido Internet en el acceso a la literatura pero especialmente en la venta de libros. Si la literatura húngara será protagonista este año -el año próximo lo será la griega- con György Dalos, con su triunfador actual Peter Esterhazy y con el gran padre vivo de sus letras, György Konrad, también celebra su regreso a Francfort, tras años de ausencia oficial, la literatura iraní. Se han convocado veladas literarias con Cees Nooteboom, con Ephraim Kishon y con los portugueses Mario Carvalho y Teolinda Gersao y anunciado exposiciones de la obra gráfica del ahora mil veces celebrado Günter Grass.

En todo caso, la dirección de la feria intenta desesperadamente dar la impresión de que los escritores siguen siendo protagonistas en un evento en el que, sin plano ni agenda, sería más difícil encontrar a un escritor que en cualquier capital europea a cualquier hora del día.

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