El Gobierno turco pide a la ONU 45.000 bolsas de plástico para envolver cadáveres
ENVIADO ESPECIALUna triste lluvia con rachas torrenciales comenzó a empapar ayer las tiendas de campaña y los toldos bajo los que viven 200.000 damnificados por el devastador terremoto que sufrió el noroeste de Turquía hace hoy una semana. Mientras las excavadoras proseguían con su rutina de recuperar cadáveres, un niño de cinco años era localizado con vida entre las ruinas de Cinarlik, en la costa del mar de Mármara, por un grupo de soldados israelíes. Las autoridades, ya sin esperanzas, han solicitado a Naciones Unidas 45.000 bolsas plásticas para cadáveres.
Otra prueba de que se da por finalizada la fase de búsqueda de supervivientes es que los 2.200 socorristas internacionales que han participado con 150 perros adiestrados en las operaciones de salvamento están comenzando a abandonar el país.El pequeño Ismail Cimen se encuentra en estado crítico en un hospital de Estambul, después de haber pasado más de seis días sin agua. Un grupo de trabajadores turcos que limpiaba la zona escuchó los gritos de auxilio del niño. Este tipo de rescates parecen ser fruto de la casualidad, ya que los equipos israelíes no suelen actuar con perros de búsqueda ni equipos de escucha para la detección de supervivientes. El responsable europeo de Asuntos Humanitarios de la ONU, Sergio Piazzi, advirtió ayer que, aunque se mantienen las posibilidades de encontrar más personas con vida, éstas son ya muy escasas.
Aluvión de críticas
Las autoridades turcas se muestran, sin embargo, más preocupadas por la ola de críticas de los damnificados contra su ineficacia en la organización de las tareas de auxilio y por el temor a que se propaguen epidemias en la región afectada por el terremoto. Piazzi confirmó ayer que el Gobierno de Ankara ha pedido a la comunidad internacional, a través de la ONU, 45.000 bolsas de plástico especiales para envolver los cadáveres recuperados. Aunque oficialmente se han registrado hasta ahora 12.148 muertos en el siniestro, los cálculos de la ONU triplican la cifra de víctimas mortales.Los delegados de Naciones Unidas en Turquía reconocen en privado que el Gobierno no está centralizando la información, y que cada centro de crisis trabaja de forma aislada. Los fallos de coordinación y de información en los primeros momentos de la tragedia contribuyeron a retrasar la llegada de los equipos de rescate internacionales. Un responsable de un centro de coordinación de catástrofes europeo ha asegurado que si las autoridades de Ankara hubiesen analizado inmediatamente las imágenes tomadas por los satélites sobre la región, los grupos de salvamento de otros países habrían sido llamados a actuar mucho antes. Por ejemplo, el informe sobre la situación en Golcuk no estuvo terminado hasta cuatro días después del seísmo.
"Este terremoto ha supuesto una declaración de quiebra del sistema político y administrativo turco, que carece de una política de planificación urbana", aireaba ayer sus críticas el ministro de Turismo turco, Ercan Mumcu, en una reunión celebrada en el Parlamento. En el debate, un diputado procedente de la zona afectada por el terremoto puso el grito en el cielo. "No es que el sistema de protección civil haya fallado. Es que no ha existido". Entre tanto, el despliegue en Turquía de hospitales de campaña de otros países, como el instalado ayer por una unidad militar española en la costa del mar del Mármara, marca una nueva fase de la cooperación internacional. La ayuda necesaria es ahora el envío de tiendas de campaña, retretes y duchas portátiles, generadores eléctricos, ropa, artículos de aseo, medicinas y comida en conserva. El Ministerio de Salud turco ha alertado también ante la posibilidad de que se produzca una lluvia ácida en la región de Izmit, al arrastrar las gotas de agua los productos químicos expulsados a la atmósfera por el incendio que azotó a la refinería de la petrolera Tupras.
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