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Hospital de sangre en el epicentro del dolor

Juan Carlos Sanz

Los curiosos turcos observaban con asombro al mediodía de ayer cómo la unidad militar española saneaba con disciplina el maltrecho cobertizo de Obras Públicas del Ayuntamiento de Halidere, una población costera del Mármara con vistas a la calcinada refinería de Izmit. A medio camino entre Yalova y Golcuk, dos de las ciudades más castigadas por el terremoto que conmovió hace una semana al noroeste de Turquía, los 37 integrantes de la Unidad de Asistencia Sanitaria del Ejército de Tierra se disponían a levantar al pie de una ladera un hospital de campaña con 50 camas, equipado con quirófanos, banco de sangre y una unidad de cuidados intensivos para atender a los damnificados por el seísmo."Me entraron ganas de mandar a la gente a dormir. Cuando llegamos a Golcuk, nadie tomaba la decisión sobre dónde íbamos a instalarnos. Nos tuvieron dando vueltas durante cuatro horas hasta que al final nos trajeron aquí", explicaba el teniente coronel Carlos Álvarez Leiva, fatigado como el resto de su equipo por un largo viaje que empezó el domingo en la base aérea de Morón (Sevilla). "Pero en cuatro o seis horas estará todo listo", precisó el jefe de la unidad española, que preveía poner en marcha el hospital de campaña a última hora de la tarde de ayer o en la mañana de hoy en Halidere, una zona mal comunicada con los centros sanitarios de la región.

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Este escuadrón médico avanzado cuenta con 13 médicos y 8 enfermeros y un material de alta tecnología que, según el teniente coronel Leiva, "va a ser estrenado en Turquía". Los componentes de la unidad militar española llegaron al aeropuerto de Estambul poco antes de la medianoche del domingo y, después de cargar sus 50 toneladas de equipo en tres camiones con remolque, atravesaron en un transbordador la bahía de Izmit para dirigirse a Golcuk.

Solidaridad española

Los grupos de rescate dejan paso a los equipos sanitarios en el desolado litoral del Mármara. "Nos hemos cruzado hace un rato con los bomberos de Granada en su camino de regreso", relataba la teniente veterinaria Teresa Calleja, que junto a la capitán farmacéutica Elena Ruiz se ocupará de verificar el estado del agua y los alimentos. En las proximidades del hospital está previsto que se levante un campamento de tiendas de campañas con servicios higiénicos para los habitantes de la zona que han perdido sus casas en el seísmo."Estamos impresionados por la solidaridad española", aseguraban el coronel Nuri Ayay, oficial de enlace con el Ejército turco, y el ingeniero Erjugrun Kadakal, jefe de los servicios técnicos del Ayuntamiento de Halidere, una localidad que ha perdido en el terremoto a 150 de sus 7.500 habitantes y en la que han quedado inservibles el 70% de las viviendas. "Hoy por ti, mañana por mí", precisaba el coronel Ayay tras asegurar que se trataba de un genuino proverbio turco.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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