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Bruselas investiga en Francia el uso de aguas fecales para piensos

Cuatro empresas admiten que sus harinas tenían restos de heces

La Comisión Europea decidió ayer enviar una misión a Francia para asegurarse de que ya no se utilizan en este país aguas residuales en la fabricación de alimentos para animales. La medida ha sido tomada pese a que las autoridades francesas declararon el viernes haber terminado con esta práctica, después de reconocer que, a finales de 1998, los piensos utilizados por cuatro empresas francesas contenían restos de heces.

La Dirección Francesa de Defensa de la Competencia, Consumo y Antifraude remitió ayer una carta a Bruselas asegurando que los controles aplicados habían permitido remediar la situación. En el mismo documento, este organismo reconoce que a finales de 1998 y principios de 1999 tres centros de descuartizamiento de animales y un fabricante de gelatinas situados en Bretaña habían estado incorporando de manera ilegal aguas residuales, con restos de materia fecal, en la elaboración de harinas para alimento de animales.Las autoridades francesas explican, asimismo, que estas disfunciones se debieron a una incorrecta separación entre los circuitos de depuración de las aguas utilizadas y los de incineración de residuos. Un portavoz de la Comisión explicó ayer que la Comisión Europea enviará una misión urgente a Francia "para comprobar que la situación está controlada".

El caso salió a la luz el pasado jueves en una emisión de la televisión pública alemana en la que se informaba que varias empresas francesas de alimentación animal habían utilizado durante años aguas con residuos de heces humanas en la elaboración de las harinas destinadas a cerdos y aves, práctica prohibida por los serios riesgos que conlleva a lo largo de la cadena alimentaria. La información se apoyaba en un informe interno de la Dirección Francesa de Defensa de la Competencia, Consumo y Antifraude. Una parte de los cerdos y de las aves así alimentados se había comercializado en los supermercados y los restaurantes alemanes.

Por otra parte, Bruselas dio luz verde ayer a una serie de ayudas para compensar a las empresas belgas más afectadas por la crisis de la contaminación alimentaria con dioxina. Estas ayudas, que se limitarán al 80% del precio de coste, afectarán a unas 34.000 toneladas de carne de cerdo retirada en Bélgica, 30.000 toneladas destruidas en el extranjero y 10.000 toneladas de productos de cerdo. EE UU, por su parte, levantó ayer el embargo a las importaciones de productos porcinos belgas.

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