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TRES CIUDADES COMO ESCENARIO

Aires de romería

Xosé Hermida

Distraer a los seis millones de personas que, según la Xunta, han visitado Santiago desde el inicio del Año Santo requiere algo más que piedras monumentales y manjares marinos, la oferta tradicional. Al turismo hay que darle diversión, y con ese propósito el Xacobeo 99 ha convertido a la capital gallega en uno de los centros de mayor actividad cultural del verano. Santiago vive desde julio en un aire de romería perpetua, entre espectáculos multitudinarios y populistas y el hervidero de peregrinos que atestan el casco viejo.El segundo milenio de la era cristiana acaba como se inició: con un gentío cosmopolita recorriendo los caminos a Compostela. A fines de un siglo descreído y materialista, la ruta de las peregrinaciones a la improbable tumba del apóstol Santiago vive días de gloria y bullicio. Aunque el fenómeno dista mucho de ser exclusivamente religioso. Como dice el artista gallego Antón Reixa, que hace unos días presentó en Santiago un espectáculo de rock y folk, "el Xacobeo es una gran paradoja: peregrinan los ateos y todo se basa en una mentira histórica".

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El Xacobeo se inventó en 1993, anterior Año Santo, como un modo de relanzar Santiago turística y culturalmente. La idea original de utilizar el pretexto religioso para atraer turismo cultural fue del anterior alcalde compostelano, el socialista Xerardo Estévez, y Fraga la abrazó con entusiasmo. La Xunta quiere convertir el Xacobeo en una exhibición de cifras megalómanas, entre las que resplandece en primer lugar la afirmación oficial - basada en cálculos de una precisión desconocida- de que el Año Santo dejará unos beneficios de 450.000 millones de pesetas.

En Santiago, principalmente en julio, se han concentrado los grandes acontecimientos: el concierto de The Rolling Stones, el único de la temporada en España, y un festival de música clásica, con todas las actuaciones al aire libre y figuras como Rostropovich, Lorin Maazel o el inevitable Plácido Domingo. En su propósito de atraer a las masas, la Xunta varió la línea habitual de exposiciones del CGAC -volcado en el arte de los últimos 30 años- para organizar una muestra de pinturas impresionistas pertenecientes a la colección Thyssen. Fuera de Santiago, la oferta es más variopinta: desde la exposición de escultores contemporáneos como Richard Long, hasta el sinfín de festivales que recorren los pueblos y en los que se mezclan grupos de rock, rancias estrellas de la canción melódica y agrupaciones de coros y danzas.

Al Ayuntamiento de Santiago, con veleidades más vanguardistas, la Xunta lo ha dejado a pan y agua. A pesar de todo, organiza estos días un festival modesto, aunque con vocación de adaptarse algo más al signo de los tiempos. Esperando el millenium incluye música -Michael Nyman, el violinista Nigel Kennedy o el director Claudio Abbado- y teatro -un pequeño montaje de La Fura dels Baus-, y cubre el hueco dejado por el Xacobeo, que concentró sus eventos en julio.

Pero la fiesta en Santiago no se acabará con el año, porque en el 2000 la ciudad será una de las nueve capitales europeas de la cultura.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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