Planetas que se esfuman
Los planetas que no están en nuestro sistema solar eran desconocidos hasta hace pocos años. Los más optimistas estaban seguros de su existencia, aunque sólo fuera por razones estadísticas. Hay tantas estrellas en el Universo similares a nuestro Sol. En 1991, un grupo de investigadores aventuró la existencia de planetas alrededor de un púlsar, una estrella muerta que rota rapidísimamente, pero el anuncio fue acogido con cierto escepticismo. Hasta 1995 no se anunció la detección de un planeta alrededor de una estrella normal, y entonces no se vio, su presencia se infirió del ligero bamboleo de la estrella que indicaba que algo tiraba gravitacionalmente de ella. Los demás planetas anunciados hasta el momento -una docena, la mayoría de ellos de muy extrañas características- se han detectado de igual forma. Menos uno. En mayo de 1998 la NASA aseguró que el telescopio espacial Hubble había conseguido "ver" un planeta extrasolar, una verdadera primicia, aunque dejaba lugar para una confirmación posterior. Un año después, parece que el planeta se ha esfumado, o mejor dicho, que ha resultado ser una estrella. Su descubridora, la astrónoma Susan Terebey, está a punto de reconocer oficialmente su equivocación, disfrazada bajo los datos de observaciones posteriores, según han indicado astrónomos que han asistido en junio a sus últimas intervenciones en reuniones científicas, a la revista Science News.
Tono publicitario
Dentro de su habitual tono publicitario, la NASA emitió una nota de prensa con motivo del supuesto descubrimiento en el que aseguraba que éste "supone un nuevo reto para las teorías convencionales sobre el nacimiento y la evolución de los planetas". Y es que el planeta visto por Terebey en una imagen tomada por el Hubble suponía un gran esfuerzo de imaginación, que ya en su momento fue acogido con escepticismo por otros astrónomos. Según la astrónoma, que trabaja en una empresa de California llamada Extrasolar Research Corporation, se trataba de un planeta gaseoso gigante expulsado por sus estrellas progenitoras, situadas a 450 años luz de la Tierra. Pero los espectros de la luz procedente del cuerpo celeste tomados posteriormente con los más potentes telescopios terrestres no indican vapor de agua, y eso quiere decir que no es un cuerpo lo suficientemente frío para ser un planeta, aseguran los astrónomos. Todavía queda por confirmar que no se mueve en su órbita en los próximos años, pero está bastante claro que posiblemente será una estrella y la bella imagen un espejismo más de los que brinda el cielo. Por otra parte, el equipo del astrónomo Alex Wolszczan, de Estados Unidos, que propuso la existencia del primer planeta alrededor de un púlsar, ha echado por tierra la sugerencia de otro sistema planetario en otro pulsar, hecha por una colega rusa, Tatiana Shabanova, en 1995. Wolszczan afirma en un artículo enviado a la revista Astrophysical Journal que observaciones del púlsar entre 1994 y 1998 permiten desechar esa hipótesis. Las variaciones observadas se deberían a irregularidades en el giro debidas a la juventud del púlsar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.