Semillas radiactivas contra el cáncer de próstata
Un equipo de médicos y científicos del Instituto Oncológico de Guipúzcoa, en San Sebastián, ha tratado a cinco pacientes con cáncer de próstata mediante una moderna técnica clínica consistente en implantar en la glándula un centenar de semillas compuestas por isótopos radiactivos. Este tipo de intervención, que ya fue practicada en el mes de mayo en Oviedo, garantiza el control de la enfermedad en el 88% de los casos y evita la cirugía radical y las sesiones de radioterapia. La terapia ha sido importada del hospital Seattle Prostate Institute, en Estados Unidos. La braquiterapia en próstata se aconseja para enfermos aquejados de un adenocarcinoma de próstata cuyo marcador tumoral es bajo (menor de diez) y que no hayan recibido radioterapia. También es recomendable que la enfermedad esté muy localizada y que la edad del paciente no supere los 60 años. Jesús Rosa, jefe del servicio de radioterapia del Oncológico de Guipúzcoa, asegura que el implante de semillas radiactivas "no ofrece mejores resultados que la radioterapia ni alarga la esperanza de vida", pero presenta otras ventajas, como una reducción de las complicaciones urinarias y rectales, mantiene mejores niveles de potencia sexual y disminuye las secuelas de la enfermedad.
Este tratamiento se practica en quirófano y con anestesia local. Unas agujas especiales, que contienen trenes de semillas, se insertan por la zona perineal en el lugar exacto de la glándula donde se localizan las células malignas. Las semillas tienen un aspecto similar a un grano de arroz, de 4,5 milímetros de largo y 0,8 de diámetro, y en su interior llevan plata embebida en yodo 125, envuelta en una cápsula de titanio.
La operación se realiza con ayuda de la ecografía transrectal y requiere de un plan previo de localización de los puntos exactos de la próstata donde deben cobijarse los implantes, que tienen como cometido eliminar las células malignas y evitar la división de las benignas.
Una vez incrustados en la próstata, los radiofármacos no se retiran del cuerpo y reducen su poder de irradiación en un 60% a los seis meses de la colocación. Las dosis médicas que se aplican en cada tratamiento se reciben desde el hospital de Seattle y su coste es de 640.000 pesetas (3.846 euros). El centro médico donostiarra ha tenido que tramitar varios permisos en el Consejo de Seguridad Nuclear y en el Departamento de Industria del Gobierno vasco, dado que las semillas contienen partículas radiactivas.
El Oncológico de Guipúzcoa ha realizado una inversión de 35 millones de pesetas en la adquisición de un planificador, un aplicador y un ecógrafo, maquinaria especial que se requiere para practicar la braquiterapia en sus instalaciones.
Un equipo multidisciplinar formado por urólogos, radiólogos, radioterapeutas y físicos participa en esta terapia, que fue ensayada en el mes de mayo en Oviedo. El radiólogo Jesús Rosa subraya que el secreto de esta fórmula contra el cáncer reside en la comodidad que representa para el enfermo "permanecer solamente día y medio ingresado en el hospital". Después hará vida normal, porque "no irradia a nadie", y sólo notará "un ligero escozor al orinar, que desaparece espontáneamente, y un color marrón o rojizo en las dos primeras eyaculaciones". Los expertos aconsejan que "la detección de la enfermedad sea precoz".
El resultado de las intervenciones realizadas a los cinco pacientes del Oncológico donostiarra no se conocerán hasta dentro de 10 años, aunque los expertos médicos creen que la evolución de la enfermedad será favorable, a la vista del éxito que este procedimiento está deparando en Estados Unidos.
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