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GUERRA EN YUGOSLAVIA. Política y diplomacia

División en la OTAN sobre el alcance del bloqueo naval a los puertos yugoslavos

Xavier Vidal-Folch

La Alianza Atlántica está dividida sobre el alcance y modalidades del bloqueo naval que se propone dictar a los barcos que acceden a puertos yugoslavos. El cordón debe garantizar el embargo de las ventas de petróleo a Belgrado, hasta ahora decretado sólo por la Unión Europea (UE), pero no por EEUU. Los militares, con Washington detrás, propugnan un sistema que incluya "utilizar la amenaza de la fuerza". Francia se opone. Sólo lo aceptaría si media una resolución del Consejo de Seguridad. En su defecto, también suscribiría un bloqueo intimidatorio, sin disparar al barco desobediente.

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Diez mercantes cisterna de distintos países descargan sin interrupción, día y noche, en el puerto montenegrino de Bar, cuando al principio de la guerra sólo trabajaban dos o tres, informó ayer el general Wesley Clark, comandante supremo aliado en Europa. Esta actividad contradice los bombardeos de las refinerías y reservas serbias. Sin yugular el suministro, los tanques de Milosevic podrán moverse eternamente. El término oficial es el de un "régimen de inspección" o de "visita y registro" de la carga de los mercantes. Se descarta paralizar todo comercio. El embargo -decretado sólo por la UE, pero al que Estados Unidos puede sumarse en cualquier momento, mediante una rápida decisión presidencial- sólo afecta a las armas (avalado por la resolución 1160 de la ONU), y al petróleo y sus derivados.

Clark defendió ayer un enfoque cooperativo con otros países: "Exhortaremos a los barcos a que contacten con nosotros". Pero añadió que "cualquier régimen de inspección debe regirse por normas de aplicación que permitan utilizar la amenaza de la fuerza; debe ser de obligado cumplimiento".

Ahí surge el problema, porque la 1160 no cubre específicamente el petróleo, aunque se interpreta así, pues es un fluido indispensable para el armamento. El problema es que el embargo debe afectar a todos los países y disparar contra un barco en aguas internacionales, "sin base jurídica" (resolución de la ONU), equivale a "declarar la guerra" al país que le abandera, advirtió ayer un diplomático francés. París no lo aceptará. Durante la guerra de Bosnia hubo bloqueo naval, pero expresamente amparado por el Consejo de Seguridad. Ahora, "¿qué hacemos si un barco ruso se niega a acatar el embargo y el registro, le disparamos?", objetó.

La solución al embrollo será quizá la de un bloqueo suave, sin uso de más fuerza que la intimidación de un cordón de barcos militares, lo suficiente para amedrentar a los armadores temerosos de la seguridad de sus barcos, algo aceptable para Francia. El Comité Militar de la OTAN discutirá esta noche la propuesta de Clark. Luego lo harán los 19 embajadores en el Consejo Atlántico. Y decidirán.

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