Un estudio cuestiona la inocuidad de una técnica común de reproducción asistida
Varios expertos rechazan las conclusiones porque se basan en una muestra muy reducida
Concebir un niño a través de una de las técnicas de reproducción asistida más comunes aumenta el riesgo de que el bebé nazca con defectos genéticos tales como retraso mental o complicaciones cardiacas, según un estudio reciente. Para llegar a esa conclusión un equipo de investigadores estadounidenses han aplicado esta técnica, que consiste en inyectar el esperma de forma directa en el óvulo, a cuatro primates. Para algunos especialistas, el estudio no es concluyente, y el método cuestionado no sólo es seguro sino que ha permitido el nacimiento de miles de niños sanos.
La inyección de esperma intracitoplásmico (ICSI, en sus siglas en inglés) se emplea desde 1992 para lograr embarazos en aquellas parejas en las que el esperma del padre no tiene fuerza suficiente para lograr la fecundación. La técnica consiste en inyectar espermatozoides del padre directamente en el óvulo de la madre (un sólo espermatozoide en cada óvulo). Fue aplicada por primera vez en Bélgica y hoy es un tratamiento extendido para ese tipo de infertilidad masculina con un porcentaje de éxitos del 28%.Pero un equipo del Centro de Investigación sobre los Primates de Oregón (EEUU), dirigido por Gerald Schatten y Laura Hewitson, ha cuestionado esta técnica. Después de 14 intentos con estas inyecciones sobre monos rhesus , los investigadores lograron que cinco se quedaran preñadas. De las cuatro crías que nacieron con vida -una lo hizo muerta-, la mitad lo hicieron con defectos genéticos. Esos defectos o alteraciones se producen cuando los cromosomas que contienen la información genética (ADN) masculina están dañados y pueden provocar en el recién nacido retraso mental o fallos en el sistema inmunológico (defensas).
Lo que resulta más alarmante del nuevo estudio es que sus autores llegan a la conclusión de que esas alteraciones cromosómicas no son producto de la herencia genética recibida, sino del método de fecundación empleado. Los investigadores llegaron a esta conclusión después de observar anomalías en el proceso de fecundación de los monos. En una fertilización normal, el material genético masculino se combina con el femenino en una fusión coordinada que da lugar a una nueva célula con todos los genes necesarios para desarrollar un embrión. Sin embargo, Schatten sostiene que en los casos en que se emplea la técnica ICSI, este proceso es "asincrónico".
El estudio han resultado controvertido. El hecho de que la muestra empleada haya sido tan pequeña da alas a los que no consideran concluyentes sus resultados, a pesar de que estos vayan a ser publicados el próximo mes en la revista científica Nature Medicine. Es el caso de José María Vendrell, del Institut Universitari Dexeus de Barcelona, especializado en la materia. O de Robert Edwards, de la revista Human Reproduction, quien aseguró a Reuters que los niños nacidos gracias a las inyecciones intracitoplásmicas tienen defectos genéticos en un porcentaje similar al resto de la población.
Por su parte, Vendrell afirma que estudios mucho más amplios sobre este método de reproducción asistida -alguno con muestras superiores a los 2.000 niños- dejan el porcentaje de alteraciones cromosómicas en un 2%, un poco más alto que el de la población nacida de forma natural.
Reducir el riesgo
Es más, para este especialista ese porcentaje puede reducirse aún más si antes de la fecundación se evalúa en profundidad al padre - estudio andrológico y genético incluidos- para detectar los posibles defectos genéticos. "La técnica en sí no presenta riesgos", asegura Vendrell. Y le apoya Edwards para quien ésta es "tan simple y exitosa que todos los centros de fertilidad deberían continuar perfeccionándola".Algunas infertilidades tienen su origen en un defecto genético que, además, es hereditario, como ya constató hace tres años un estudio publicado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU). De esta circunstancia toman notan los propios autores del estudio que hablan de un "mecanismo de defensa de la naturaleza" para no perpetuar las anomalías a través de métodos artificiales de reproducción.
Otros expertos alertaron sobre el hecho de que el nuevo estudio puede alarmar a muchos pacientes sin tener evidencias para ello. En este sentido se pronunció el urólogo Larry Lipshultz, presidente de la Sociedad Americana para la Medicina Reproductiva. Incluso si los miles de niños nacidos gracias a esta técnica tienen defectos cromosómicos, afirmó, esto no significa que sufran más problemas médicos que sus padres.
Esta polémica llega meses después de que algunos tratamientos de fertilidad femenina fueran cuestionados porque aumentaban el riesgo de partos múltiples (hasta ocho niños nacieron en un mismo parto en EEUU gracias a una de esas técnicas, el año pasado).
En Europa, según informaba el diario Le Monde en su edición del miércoles, ya hay un grupo de trabajo encargado de elaborar un protocolo adicional a la Convención de Biomedicina del Consejo de Europa para evitar que la experimentación de nuevas técnicas de reproducción asistida y fertilización se haga, como hoy en día, directamente sobre los embriones destinados a la implantación, sin investigaciones previas y pertinentes que demuestren su eficacia.
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