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Investigada la clínica que se confundió de embriones

Las autoridades sanitarias del Estado de Nueva York van a investigar cómo fue posible que una clínica de fertilidad implantara por error embriones fecundados por un matrimonio negro a una mujer blanca, que acabó teniendo gemelos de ambas razas. Donna Fasano, la mujer que el pasado mes de enero dio a luz a un niño blanco (su propio hijo) y a otro negro, ha dicho que va a entregar éste último a sus padres genéticos, Robert y Deborah Perry-Rogers. Pero más allá de este acuerdo extrajudicial, al que han llegado ambas parejas de forma amistosa, el caso ha vuelto a plantear profundas cuestiones de carácter científico y ético.Los matrimonios Fasano y Rogers están haciendo todo lo posible por no aparecer en los medios de comunicación y ya han anunciado que se conocerán personalmente dentro de unos días. Mientras tanto, el Departamento de Sanidad del Estado de Nueva York investiga la clínica de la doctora Lillian Nash, donde se realizó el implante, y la de otro médico, Dov Goldstein, a quien el matrimonio Rogers había contratado para que congelara sus embriones, ya que Nash no tenía congelador. El citado departamento no cree de momento que se pueda hablar de "negligencia o incompetencia grave".

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"Esto ha ocurrido en un centro pequeño donde suele haber sólo una incubadora y se ponen embriones de distintas parejas en una misma bandeja", explica Santiago Munné, director de genética del Saint Barnabas Medical Center, el centro de fecundación in vitro con mayor éxito (60% de los casos) en EE UU. "En un centro grande hay testigos del proceso que controlan que los nombres de los embriones correspondan. En este caso si los dos bebés hubieran sido blancos, es posible que nadie se hubiera dado cuenta. Y si la madre se negara a dar el niño negro, no se le podría quitar por ley; incluso podría negarse a una prueba de ADN porque no ha cometido ningún crimen". Sólo se sabe de un precedente idéntico: ocurrió en Holanda, y la madre se quedó con los dos bebés.

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