Javier Quintanilla (IESE): “Disfruto del vino y asesoro a varias bodegas”
El director del campus de Madrid de la escuela de negocios es un amante de la familia, la cocina y los largos paseos
![Javier Quintanilla (IESE)](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/BESXPF2EJFBLZGAZETH5PQSL7M.jpg?auth=fbc76189965a7a65dddb417ae9134fc67d50b982e2bc4792d948fff37d80d1a6&width=414)
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Javier Quintanilla (Madrid, 60 años) es el director del campus de Madrid de IESE Business School. Estrenó cargo, año y década el día 1 de septiembre, el de su cumpleaños. Y lo celebró viajando con su mujer y sus cuatro hijos a Guetaria. Profesor de Organización de Personas desde hace 35 años, el objetivo que se ha planteado al frente de la institución en Madrid es acelerar su crecimiento aprovechando “la explosión” que vive la capital. Quintanilla es buen comunicador, divertido; una persona muy familiar y un entregado a los placeres del buen yantar.
Pregunta. ¿Hace falta pertenecer al Opus para ser directivo del IESE?
Respuesta. No lo soy. Es la segunda vez que estoy en el consejo del IESE, donde hay muchos compañeros que no son miembros del Opus Dei: Nuria Mas, Josep Valor o Pedro Nueno, que ha sido todo y más en esta casa. El impacto que ha tenido el IESE no se entendería si hubiese sido cerrado y no hubiese hecho bien las cosas desde el primer momento, con rigor y cuidado del detalle, que son consustanciales al Opus Dei.
P. ¿Qué papel juega la religión en su vida?
R. Soy cristiano, católico practicante, pero comparado con lo que aquí se practica, pues no.
P. ¿Cómo ha influido la sordera en su trayectoria?
R. Claro que hay limitaciones, pero nunca me ha impedido hacer mi trabajo. Ha sido una sordera progresiva y los avances técnicos me han ayudado un montón. Empecé a notar la pérdida de audición a los veintitantos años, pero sobreviví bastante bien hasta que llegaron situaciones en que tensa mucho: en comidas, en el trabajo, en clase, donde hay muchas clases en inglés. A los 29 años tenía un impacto personal importante y empecé a llevar audífonos. Ahora no doy clases en inglés. Con los implantes cocleares hago mi vida, pero me los quito y es cero, no oigo nada. Mi mejor momento del día es la noche, cuando me los quito, y me apago. Alguna ventaja tiene que tener la sordera.
P. ¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
R. No hago deporte como tal, pero hago mucho ejercicio. Camino mucho. Cada día que puedo hacer seis o siete kilómetros y los fines de semana camino 10 kilómetros por la Casa de Campo o por la comarca de La Vera, en Cáceres, donde nos hemos hecho una casa. Y los días en que viajo, hay un tipo raro en las estaciones que se mueve de un lado a otro sin parar. Pasear me da mucha vida, mucha salud: te mueves, piensas, reflexionas... Además, me encanta leer. Literatura, no libros de trabajo. Siempre hay libros en mi mesilla, leo todos los días aunque sea 10 minutos. También disfruto mucho de la gastronomía y del vino; asesoro a varias bodegas desde hace años. Igual que de los viajes que hacemos la familia junta todos los años en verano y diseñamos entre todos. El proceso para ver dónde vamos es muy bonito. Los viajes tienen que mezclar algo de mar, de cultura y gastronomía.
P. ¿Cocina?
R. Sí, me gusta mucho.
P. ¿Cuál es su plato estrella?
R. En casa dirían que son los asados. También hago los arroces. Pero el plato que más me gusta son las brasas: la barbacoa española o la parrilla argentina. Estoy casado con una argentina. Es el acto social más bonito. Desde qué carne compras, hasta preparar la leña de madera de roble, elegir el vino, poner música...
P. ¿Le gusta la música?
R. Con la música, que siempre me ha gustado, tengo una relación muy curiosa. Durante años desapareció de mi vida hasta que los implantes cocleares se estabilizaron. Ahora me pongo Spotify caminando. Con los audífonos se amplifican tus restos auditivos, sin embargo, con los implantes escucho directamente en la corteza cerebral.
P. ¿Qué restaurante, vino y libro recomendaría?
R. Voy a recomendar dos vinos de Mas d’en Gil, de la familia Rovira, con la que llevo tantos años: Coma Vella y Calcari, dos blancos que son biodinámicos. En cuanto a restaurantes aconsejo los que tienen buena cocina de producto con determinado toque, que son los que más nos gustan. Urrechu, del grupo Pescaderías Coruñesas, en Madrid. Y en La Vera, el hotel y restaurante Llano Tineo. Y, entre los libros, recomiendo La llamada, de Leila Guerriero, que me ha impactado mucho.
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