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CUMBRE DE BERLÍN

Alemania renunció a su reforma presupuestaria para lograr un acuerdo en el último momento

ENVIADO ESPECIALEl ministro francés de Asuntos Europeos, Pierre Moscovici, lo dijo de una forma sibilina y cortés: "Alemania ha antepuesto los intereses europeos a los estrictamente nacionales". Es decir, seguirá pagando la factura más alta de los gastos de la UE, única forma de llegar a un consenso entre los Quince aunque ello suponga archivar su ansiada reforma presupuestaria. El propio canciller Gerhard Schröder lo reconocía tácitamente al anunciar el acuerdo a primera hora de la mañana, tras una noche en blanco: "No es la solución ideal, pero es un buen compromiso".

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El primer análisis de las cifras pactadas en las 20 horas de dura negociación continuada arrojó un inevitable saldo de vencedores y vencidos, en términos relativos. En el primer campo figura, como casi siempre, el Reino Unido, que ha salido indemne en todos los capítulos presupuestarios y ha conservado su cheque, una compensación presupuestaria que le pagan otros países miembros para equilibrar su saldo, ya que este país tiene una economía agraria de poca importancia, y los fondos agrarios son el principal componente (casi la mitad) del gasto comunitario. "El cheque permanece intacto, y ése es un resultado muy bueno para el Reino Unido", señaló Tony Blair.Los británicos, sin embargo, apuntaban hacia Francia como el gran beneficiado del acuerdo, ya que París impuso a última hora sus criterios sobre Política Agrícola Común (PAC), pese a que la mayoría defendía el acuerdo cerrado previamente en Bruselas.

A petición del presidente Jacques Chirac, que ha mantenido unas tensas relaciones con el canciller Schröder durante el proceso negociador, el Consejo Europeo de Berlín decidió retrasar la entrada en vigor de la reforma del sector lácteo y limitó al 15% el descenso del precio de intervención de los cereales. Chirac, que explicó con detalle el pacto agrícola en su conferencia de prensa final, calificó el acuerdo como "razonable".

Como a nadie le gusta presentarse como un obstáculo en las discusiones de dinero, el presidente francés apuntó hacia España, y los países de la cohesión (Grecia, Portugal e Irlanda) como los responsables del retraso en alcanzar un acuerdo, empecinados, sugirió, en arrancar más recursos para el Fondo de Cohesión. Su ministro de Asuntos Europeos calificó la tarea negociadora tan necesaria como "difícil" e "ingrata". Ahora, agregó, "podremos dedicarnos a cosas más nobles: la reforma de las instituciones europeas, construir la Europa política, la Europa social, la Europa del empleo".

El primer ministro portugués, António Guterres, se mostró eufórico por los resultados que, en su opinión, supone un "gran éxito" ya que se han cubierto "los objetivos". Portugal, que tenía serios reparos frente al pacto de reforma de la PAC negociado en Bruselas, se benefició de la resistencia francesa y ayer reconocía el "cambio total" que se había producido en ese capítulo entre Bruselas y Berlín. Países ricos como Holanda, Suecia y Austria, que han apoyado a Alemania en un frustrado intento de estabilizar a la baja los gastos comunitarios, se mostraban ayer menos satisfechos con el resultado final. El holandés Wim Kok se quejaba del egoísmo de algunos países y su colega, el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, sentenciaba que "algunos países han dado más y otros menos". Los cuatro países ricos consiguieron una cierta reparación moral y tangible del resto, que se han hecho cargo de parte de su contribución a la compensación británica, el famoso cheque.

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Italia, que ha conseguido situar en esta cumbre al ex primer ministro Romano Prodi al frente de la Comisión, también mostró satisfacción con el acuerdo final. Massimo D'Alema señaló que su país no tendrá que aumentar su contribución hasta pasados dos años, cuando se empiece a sustituir los ingresos por el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), por el más equitativo criterio de contribución en función del Producto Nacional Bruto (PNB) de cada país.

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