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CUMBRE DE BERLÍN

Schröder dice estar orgulloso del desafío superado

Pilar Bonet

El canciller federal, Gerhard Schröder, superó con éxito una difícil prueba de madurez europea y pasó de la categoría de aprendiz a la de iniciado en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que concluyó ayer de madrugada en Berlín. Ése fue en esencia el mensaje que, varias horas después, Schröder transmitió al Bundestag (Cámara baja del Parlamento alemán) en Bonn, no sólo con sus palabras, sino también con su actitud.Ojeroso y pálido tras la noche en vela, pero de buen humor, Schröder dijo estar "contento y orgulloso" de que, bajo la presidencia alemana, la UE superara en Berlín "tal vez el mayor desafío que jamás ha tenido un Consejo Europeo". La crisis de Kosovo, la retirada de la Comisión y la Agenda 2000 constituían los hitos de la prueba.

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El acuerdo sobre la Agenda 2000 es, según Schröder, "un compromiso razonable" y "aceptable por todos" y "precisamente por eso es bueno". Schröder, que tenía dificultades para pronunciar bien el nombre de Romano Prodi, dijo que los líderes de los 15 países de la UE se reunirán el 14 de abril con el futuro sucesor de Jacques Santer y le pedirán que elabore un programa para reformar el trabajo de la Comisión. En el lenguaje del canciller había ayer nuevos matices y nuevas palabras: "El paquete de Berlín", dijo, se basa tanto en la "estabilidad del gasto" como en la "solidaridad". En lo que al Fondo de Cohesión se refiere, Schröder se limitó a decir: "Hemos llegado a un acuerdo". En el capítulo de los fondos estructurales, subrayó, se ha asegurado el máximo apoyo para las regiones de la antigua República Democrática Alemana, incluido Berlín Este.

Los socios europeos acordaron en Berlín que la curva de los pagos netos alemanes cambie de tendencia, dijo Schröder, quien advirtió, sin embargo, que el Gobierno no puede enmendar de golpe la herencia de Edimburgo, en referencia a la cumbre de 1992, cuando se aprobó el presupuesto comunitario para el septenio 1993-1999.

El ministro de Exteriores, Joschka Fischer, contribuyó ayer a dibujar el nuevo perfil europeísta de Schröder. "Hemos preservado la UE", dijo el ministro, según el cual, en el momento decisivo de las negociaciones de Berlín, Schröder tuvo que decidir si ponía los intereses nacionales en primer plano u optaba por mantener unida la Unión Europea. "Tomamos la decisión correcta", señaló.

La oposición de la Unión Cristiana Democrática (CDU) y su ala bávara (la CSU) consideraban que el resultado de Berlín era "insatisfactorio" y no colmaba las exigencias de los agricultores alemanes. Peter Hintze, el portavoz de la política europea de la CDU-CSU, dijo que la rebaja del saldo neto de Alemania era insignificante, se quejó de que siga existiendo el Fondo de Cohesión y consideró que Schröder obtuvo "escasos resultados", mientras el Reino Unido celebraba la salvación de su cheque.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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