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OPERACIÓN FUERZA DECIDIDA

Yugoslavia rompe con Occidente

El miedo se apodera de la población de Belgrado mientras el régimen se radicaliza

ENVIADO ESPECIALEl Gobierno de Yugoslavia anunció ayer la ruptura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia y estudia adoptar la misma medida con los restantes miembros de la OTAN que participan en el bombardeo contra el país. Al mismo tiempo que continuan los bombardeos y se repiten los toques de alarma aérea, se endurece la situación en Yugoslavia, con medidas represivas contra los periodistas extranjeros. En la calle, se palpa el clima de miedo e inquietud ante una situación sin perspectivas de salida. Belgrado ha dejado de ser la capital alegre y confiada de los días anteriores al primer bombardeo de la OTAN sobre ocho ciudades y 50 puntos, esparcidos por toda Yugoslavia.

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Sobre las 20.20 de ayer, dos fuertes explosiones se escucharon en el centro del pueblo de Kosovska Mitrovica, a unos 35 kilómetros al noroeste de Pristina, la capital de Kosovo, según informó la agencia Tanjug. Los misiles aliados también alcanzaron instalaciones militares en Urosevac, al sur de la región, una de las bases desde las que el Ejército serbio ha lanzado ataques contra la guerrilla albanokosovar. Algunos testigos también dijeron haber escuchado detonaciones en Montenegro.Unos minutos más tarde, en las cercanías de Belgrado se podían oír numerosas explosiones, según testigos que aseguraron que las bombas estallaban en las cercanías del aeropuerto de Batajnica y al sur del distrito de Jajinci, ambas zonas alejadas de la capital yugoslava. Pero el ulular de sirenas con tonos discontinuos, que anuncian alarma aérea, y continuos, que anuncian el final de la misma, y las explosiones más o menos lejanos de las bombas en la oscuridad han cambiado el aire de Belgrado. La capital yugoslava vivía en los días anteriores a los bombardeos con la cabeza metida en la arena, cual avestruz que no quería ver lo que se le venía encima.

Las sirenas han sembrado el miedo entre la población, que busca refugio en los sótanos de las viviendas. De poco sirven los datos objetivos, facilitados por el Estado Mayor del Ejército. Sólo 10 muertos y unos 60 heridos, a pesar del volumen e intensidad de los bombardeos, que se han realizado de forma muy concentrada y exacta sobre lugares alejados de los centros urbanos. Las bombas sorprendieron a una población que había vivido en tres ocasiones en los últimos meses amenazas similares, que no llegaron a concretarse.

Desde el inicio del ataque de la OTAN, el miércoles hacia las 20.00 horas, las sirenas sonaron en Belgrado cinco veces en las primeras 24 horas de bombardeos. Sonaron las sirenas de alarma ayer a las 9.00 de la mañana, a las 14.00 y de nuevo a las 19.30, esta última vez seguido de un apagón general en Belgrado, que daba un aire tenebroso a todo.

Ayer, el centro de Belgrado, en un maravilloso día soleado de primavera, aparecía desierto, con la gran mayoría de comercios cerrados. El centro cultural francés, en la zona peatonal de la capital, tenía destrozado un enorme cristal. Unos metros más allá, el de Estados Unidos presentaba casi todas las lunas destruidas por pedradas de algún enfurecido manifestante. Al lado del centro norteamericano, una pareja de policía vigilaba, uno a pie y el otro en el coche. El de a pie casi se disculpaba por la misión encomendada. A la pregunta de si no le hubiese gustado a él tirar piedras como las que habían destrozado los cristales, el policía sonrió y respondió: "Sin comentarios".

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El ultranacionalista radical, Vojislav Seselj, viceprimer ministro de Serbia, pedía la ruptura de relaciones diplomáticas con los países agresores y calificó a la OTAN de "la mayor concentración de canallas de toda la humanidad". En las calles de Belgrado, un grupo de tres jóvenes, que parecían escapados de un grupo de hinchas de fútbol británicos, realizaron un expresivo gesto hacia el enviado de EL PAÍS. Uno de ellos dijo: "¡Ah!, español, Solana!", al mismo tiempo que imitaba el movimiento de cortar el cuello con una mano.

Periodistas expulsados

El clima se ha enrarecido y el aire se hace casi irrespirable para los periodistas extranjeros. De hecho, un buen grupo de ellos tuvieron que abandonar el país. El Gobierno serbio anunció ayer la expulsión de los periodistas de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania, los países con los que ayer rompió relaciones. Tras dos días de tensión -con la confiscación de equipos de las cadenas de televisión, que dejaron de poder emitir desde Yugoslavia-, los enviados especiales de las cadenas norteamericanas CBS y ABC, y de la británica BBC, fueron acompañados a la frontera con Macedonia.También fueron expulsados los reporteros enviados por The New York Times y The Washington Post. Algunos periodistas españoles también fueron obligados a dejar Yugoslavia. El equipo de Televisión Española, que estaban en Pristina, fue obligado a salir -después de que le robaran el coche a punta de pistola- y se encuentra en Skopje, capital de Macedonia. Los enviados de Telecinco y Antena 3, que cubrían el conflicto desde Belgrado, fueron expulsados y anoche se encontraban en territorio húngaro.

El ministro de Información de Yugoslavia, Milan Komnenic, del partido liberal populista Movimiento Serbio de Renovación, se opuso a la medida de expulsión automática de los periodistas de "países atacantes". Anoche, parecía haberlo conseguido ya que en Belgrado seguían varios enviados especiales españoles, estadounidenses y de otras nacionalidades. Washington censuró ayer las expulsiones. "Eso dice mucho sobre el presidente yugoslavo [Slobodan Milosevic] y de su Gobierno autoritario. Tomamos cualquier amenaza contra estadounidenses con mucha seriedad", dijo ayer Joe Lockhart, portavoz de la Casa Blanca.

Los peores escenarios políticos posibles

La casi totalidad de análisis políticos en Belgrado coinciden en que los bombardeos de la OTAN pueden tener un efecto bumerán y fortalecen al presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic. Algunos llegan a la conclusión de que Milosevic parece inclinarse por la vía suicida, llevar la guerra a los países vecinos, Bosnia y Macedonia, y conseguir el objetivo de su vida: desencadenar la tercera guerra mundial y convertirse en una leyenda.Lo que queda de oposición y de pensamiento independiente en Serbia opera con los peores escenarios posibles: los bombardeos de la OTAN no sólo no solucionarán los problemas de Kosovo, que exigen tropas terrestres, sino que conseguirán que el régimen degenere en una dictadura sin tapujos. Los más apocalípticos hablan de "un Vietnam en Europa" e incluso una guerra mundial.

"La OTAN y EEUU han puesto en bandeja a Milosevic la posibilidad de salir del conflicto como un héroe y un mártir", escribe un comentario titulado "Los ataques aéreos de la OTAN. Colapso de la política balcánica", publicado ayer por V.I.P. Daily News Report, un boletín de circulación restringida, que se ha convertido en una fuente solvente de información y de análisis. Según V.I.P., "ese misántropo, cuyo plan es preservar el poder y provocar la tercera guerra mundial si su control está en peligro, ha involucrado a EEUU en un juego que puede desestabilizar el sur de los Balcanes y toda Europa".

En entrevistas y conversaciones mantenidas por el enviado de EL PAÍS estos días en Belgrado con sectores de oposición e intelectuales, se rechazan los bombardeos por temor a que sirvan para legitimar una represión mayor. El periodista de la radio clausurada B 92 Dusan Masic no cree que los ataques de la OTAN puedan producir un efecto Malvinas, como el que acabó con la dictadura argentina.

Se refiere V.I.P. al efecto de los bombardeos sobre el conflicto entre Milosevic y la segunda república yugoslava, Montenegro, y considera que "aprovechará para ajustar cuentas con el desleal presidente montenegrino, Milo Djukanovic, destruir el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) y establecer una dictadura que aisle a Serbia del mundo".

La conclusión no puede ser más pesimista: "Las dos partes principales en la crisis, Estados Unidos y Milosevic, han jugado con una elevada apuesta su partida de póquer, en la que, al final, los perdedores serán con la mayor seguridad los civiles serbios y albaneses".

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