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CRISIS EN LA UE

La Comisión Europea pide a los Quince que se nombre un nuevo Ejecutivo cuanto antes

La guerra institucional en la que está enzarzada la Unión Europea vivió ayer momentos de tregua. Los miedos del Parlamento Europeo a que la dimitida Comisión Santer quiera seguir ejerciendo sus funciones hasta el año 2000 quedaron disipados. Los dimisionarios hicieron pública una nota en la que piden al Consejo Europeo "que nombre una nueva Comisión sin demora". Esta reacción pareció calmar los nervios de la Cámara. Las ansias por "fusilar al muerto" -como describe un diplomático comunitario la agresividad del Parlamento hacia el equipo de Santer- remitieron ayer por la tarde.

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Por la mañana, el nerviosismo había llegado hasta el extremo de que la Cámara le negara la palabra a la Comisión en un asunto de trámite (ver pieza adjunta). Por la tarde, el presidente del Parlamento, José María Gil-Robles, encajó bien el mensaje de los comisarios. "Es una nota que va en la misma dirección que la resolución de la mesa del Parlamento, y es una muestra de coherencia de la Comisión y de sus miembros con su decisión de anteayer", declaró. "Santer explicó que sacarían las consecuencias políticas y han tenido la gallardía de hacerlo. Han visto las limitaciones de la situación en que se encuentran y la conveniencia para la Unión de que sean reemplazados", opina el presidente de la Cámara.Para que llegara la paz fue necesario que los comisarios aprobaran una declaración en la que informan al público de que si se mantienen en sus funciones es porque así lo mandata el Tratado, y no por su gusto, y que su cese definitivo está sólo en manos de los Estados miembros, que son quienes deben nombrar una nueva Comisión. Lo dijo la víspera Jacques Santer, pero con tan poco tino que muchos entendieron que estaba defendiendo su continuidad en el cargo.

"Hemos dimitido y no tenemos ni el deseo ni la intención de seguir en funciones más tiempo del que debemos", aclararon ayer los comisarios salientes. "El Tratado, sin embargo, requiere que nos mantengamos en funciones hasta que haya una nueva Comisión. Pedimos, pues, a los Estados miembros que nombren una nueva Comisión sin demora, de acuerdo con los procedimientos del Tratado", continúa la nota.

Sin iniciativas políticas

"Según el Tratado, los poderes de la Comisión no están limitados en las circunstancias actuales. Sin embargo, hemos decidido ejercer nuestros poderes de manera restrictiva, es decir, tratando los asuntos corrientes y urgentes y respetando nuestras obligaciones institucionales y legales. Pero no tomaremos iniciativas políticas", advierten los comisarios.

El comisario de la Competencia, Karel van Miert, explicó las consecuencias de este último párrafo. La Comisión aprobó ayer una propuesta de reglamento de la OLAF, la futura oficina encargada de luchar contra el fraude. Y lo hizo por entender que era un asunto urgente y porque ya estaba en marcha de antemano. En cambio, suspendió la aprobación de un Libro Blanco sobre la futura política de la Competencia, por entender que es una nueva iniciativa política que correspondería poner en marcha a la próxima Comisión.

Van Miert, al que muchos ven como presidente en funciones hasta enero del año 2000 a pesar de que los sabios le reprochan su actuación como comisario responsable de personal en tiempos de Jacques Delors, explicó que la Comisión ejercerá sus derechos de iniciativa política en las negociaciones de la Agenda 2000. "La Comisión no puede obstruir el trabajo de las otras instituciones", dijo para justificar la obligación de los comisarios cesantes de colaborar para cerrar la reforma financiera. Entre los asuntos que se seguirán decidiendo figura la política de la competencia "porque el tiempo pasa y los plazos administrativos se van cumpliendo y no podemos dejar que transcurran sin tomar decisiones sobre los expedientes en marcha", matizó.

Pero la calma no es absoluta en el Parlamento. El activo Gil-Robles remitió ayer una carta a los líderes europeos en la que reclama "el nombramiento inmediato de una nueva Comisión para el tiempo que resta de mandato, es decir, hasta enero del año 2000". "Así lo ha estimado la Conferencia de Presidentes del Parlamento Europeo, ponderando tanto razones jurídicas como políticas", explica en su misiva el presidente de la Eurocámara.

"En buena lógica democrática no tendría sentido, ni sería explicable para los ciudadanos, mantener durante nueve meses más -como si no hubiera pasado nada- a una Comisión cesante con un nuevo presidente o la misma Comisión que ha dimitido", justifica Gil-Robles, que propone que el nuevo presidente sea designado "en breve" para que pueda empezar a ejercer sus funciones el 10 de mayo. "Hace unas pocas semanas, Gil-Robles pidió a los Estados miembros que la futura Comisión sea nombrada por el nuevo Parlamento que saldrá de los comicios de junio y con las nuevas disposiciones del Tratado de Amsterdam", recordaban ayer fuentes comunitarias.

El grupo socialista parece tener algo menos de prisa. En una propuesta de resolución aprobada ayer aboga también por un nombramiento rápido, pero se limita a pedir que de la cumbre de Berlín de la próxima semana salga "un calendario preciso para la nominación de una nueva Comisión" y que los Estados propongan allí una lista de candidatos.

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