Los científicos españoles avalan el uso de los alimentos transgénicos

La industria biotecnológica, en su carrera por convencer a la opinión pública de que los alimentos transgénicos no son peligrosos para la salud o el medio ambiente, consiguió ayer un aliado fundamental: la comunidad científica española. Varios especialistas aseguraron, en la inauguración de un simposio en la Fundación Areces, que las críticas realizadas por los ecologistas y la izquierda no tienen fundamento.

Científicos y ecologistas habían cruzado en las últimas semanas declaraciones que alejaban cada vez más sus posiciones sobre alimentos transgénicos (modificados genéticamente). Ayer, el enfrentamiento se hizo oficial: los científicos encargados de inaugurar en Madrid el Simposio Internacional sobre Plantas y Alimentos Transgénicos refutaron uno a uno los argumentos esgrimidos por los ecologistas.Numerosos científicos españoles negaron en este acto que los alimentos modificados por vía genética puedan perjudicar la salud humana, y minimizaron los efectos de estos cultivos sobre el medio ambiente.

"Apelar a la biodiversidad no es más que hacer demagogia", señaló el coordinador del simposio, Juan-Ramón Lacadena, director del departamento de Genética de la Universidad Complutense de Madrid.

Para los científicos, las acusaciones que se hacen a los alimentos transgénicos podrían aplicarse de la misma manera a los alimentos tradicionales.

Emilio Muñoz, director del Instituto de Estudios Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), aseguró que la polémica suscitada "no es más que una guerra comercial, en el que cada uno defiende sus derechos. Pero no es lícito que para ello se invoquen la salud y el medio ambiente".

Muñoz aseguró que, como los ecologistas acusan a muchos científicos que aceptan los transgénicos de estar "vendidos a las multinacionales", ellos podrían devolver la acusación, "por el enorme poder que también tienen los defensores de la agricultura biológica".

Principio de precaución

Las voces críticas a la liberalización de los cultivos transgénicos siempre han pedido que se aplique el "principio de precaución" a la hora de autorizar nuevos productos. "Nosotros también lo apoyamos", dijo Muñoz. "Pero no es lo mismo el principio de precaución que el principio de alarma".

El catedrático cree que uno de los problemas para que los consumidores reciban una buena información es que "sólo las investigaciones con resultados son noticia".

"The Lancet y el British Journal of Medicine publicaron este mes que los alimentos transgénicos no producen efectos distintos a los tradicionales. Pero eso no trasciende, porque es menos noticia", añade Muñoz.

El apoyo de los científicos constituye una gran victoria para la industria biotecnológica, cuyos productos no han conseguido todavía una aceptación masiva por parte de los consumidores europeos.

"Nos hemos equivocado", señaló ayer Jaime Costa Vilamajó, representante en España de la multinacional Monsanto, la empresa más criticada por sus prácticas. "Probablemente, en algún momento subestimamos la importancia que tiene comunicar nuestras verdades a los consumidores, y por eso tenemos ahora este problema".