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José Saramago defiende el mestizaje en la inauguración del Foro sobre Iberoamérica

El silencio de García Márquez causa un auténtico revuelo en la Casa de América de Madrid

José Saramago puso ayer en pie al público que asistía en la Casa de América de Madrid a la inauguración del Foro de la Sociedad General de Autores Españoles (SGAE) sobre la creación iberoamericana. Gabriel García Márquez también, pero en son de protesta. Fue un auténtico alboroto. Todo el mundo esperaba escuchar al premio Nobel colombiano, pero, mediado el acto, se anunció que Gabo intervendrá mañana en la clausura, en la que está prevista la presencia del ministro de Educación y Cultura, Mariano Rajoy; Felipe González, y el secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés.

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No cabía un alfiler en la Casa de América y la mitad del público tuvo que seguir el acto de pie en los pasillos. El personal guardó la compostura hasta el final, pero cuando comprobó que Gabriel García Márquez abandonaba la sala sin pronunciar las anheladas palabras estalló en una ruidosa protesta. Se pasó de los enfervorecidos "¡que hable Gabo!", "¡que hable Gabo!" a los indignados "esto es un engaño". Hubo pateos y silbidos y más de un grupo de estudiantes se quejó de que no habían asistido a clase porque pensaban que iba a hablar el escritor colombiano.El autor de Cien años de soledad no se había comprometido en ningún momento con la SGAE a intervenir en el acto, y sólo había aceptado acompañar a los integrantes de la mesa. García Márquez no acostumbra a participar en debates abiertos, y suele restringir su agenda a conferencias. Perseguido y acorralado por una nube de cámaras e informadores, García Márquez se limitó a decir que él hablaría el jueves en la clausura y que ya estaba previsto que inaugurara el foro Saramago. "Creo que es muy útil y ya está suficientemente explicado", dijo. "Lo más importante es la explosión de la cultura iberoamericana, que no se puede separar de la tradición cultural española".

Gabriel García Márquez y José Saramago entraron en el anfiteatro de la Casa de América acompañados de fuertes aplausos. Se abrazaron. Más aplausos. Abrió el acto el director de la Casa de América, Tomás Rodríguez Pantoja. Hablaron después el cineasta y presidente de la SGAE, Manuel Gutiérrez Aragón; Eduardo Bautista, compositor y presidente del consejo de dirección de la SGAE, y el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.

Tocaba el turno a los Nobel, el público observó que cuchicheaban entre sí. Algo pasaba. "Creí que tenían que hablar otros antes que yo", dijo, algo confuso, a micrófono abierto, Saramago. "Creo que pagan más por hablar primero", se oyó decir en voz baja y en tono de humor a García Márquez. Teddy Bautista se mostró preocupado. Saramago inició su conferencia y salvó a la mesa del desconcierto.

Fuentes de la Casa de América dijeron por la tarde que estaban convencidos hasta el último momento de que Gabo iba a intervenir y que ignoraban que pensaba hablar el jueves. "Pensábamos incluso que se iba a ir de Madrid hoy". Restaron importancia al silencio del escritor. "Para nosotros es muy importante que respalde esta iniciativa de la Sociedad de Autores sobre el espacio iberoamericano. Estamos contentos de que esté como él quiera, hablando o no".

Mañana por la mañana intervendrán en un debate sobre la creación iberoamericana en el final de siglo y las perspectivas que tiene ante el nuevo milenio Ramiro Osorio, ex ministro de Cultura de Colombia; el brasileño Renato Ortiz, y los españoles Fernando Vicario, José Antonio Fernández y Francisco Galindo, entre otros. Moderará la mesa el secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés. El ex presidente del Gobierno Felipe González hablará de la mirada política sobre la creación iberoamericana e intervendrán en la clausura Teddy Bautista, Manuel Gutiérrez Aragón y el ministro de Educación y Cultura, Mariano Rajoy.

La tribu de la sensibilidad

José Saramago recordó ayer al pintor ecuatoriano recientemente fallecido Oswaldo Guayasamín. "Nosotros, los pintores, los músicos, los dramaturgos, los escritores, los bailarines, los lectores formamos la tribu de la sensibilidad. No lo he inventado yo, pero es una buena fórmula. Es la única tribu en que la sensibilidad es un ingrediente total. Los iberoamericanos no somos una parte privilegiada de esta tribu, pero podemos definirnos por una serie de matices, como el mestizaje, que no se da en otras partes del mundo".

El premio Nobel portugués hizo una encendida defensa de la mezcla y el mestizaje. "Cuando todos seamos mulatos se habrán acabado los problemas del mundo". Saramago habló de su libro La balsa de piedra, en el que sueña a una península Ibérica que se separa de Europa para situarse entre África y América del Sur. "Hay que acercarse al sur porque es una forma de sentir y comprender el mundo".

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