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Del laboratorio al paciente

Un equipo de la Universidad del País Vasco investiga desde hace cuatro años, el rechazo o el éxito de los transplantes de médula ósea a través de análisis genéticos del ADN. Este proyecto de investigación, coordinado por la doctora Marian Martínez de Pancorbo, ha estudiado las características genéticas de 56 pacientes que se sometieron con éxito a un transplante de médula ósea. En el proyecto, cuyo coste ha ascendido a cuatro millones de pesetas, han intervenido un total de cinco personas y sus resultados están siendo aplicados ya en pacientes concretos. Las células de la médula ósea son vitales para el funcionamiento del cuerpo humano porque son precisamente estas células, que se encuentran en el interior de los huesos, las que después de un proceso de división dan lugar a los glóbulos rojos y blancos de la sangre. Cuando estas células son cancerígenas pueden derivar en enfermedades como la leucemia, haciéndose necesario en muchos casos el transplante. Dicha operación consiste en la implantación de cierta cantidad de médula ósea de un donante compatible para que el paciente pueda producir células sanguineas sanas. Cuando la "nueva médula" se instala en las cavidades óseas del paciente y presenta las mismas características genéticas del donante se puede afirmar que el transplante ha tenido éxito. En definitiva, se consigue que las características genéticas de la sangre del paciente sean las mismas que las de su receptor. El proyecto de investigación de la UPV se centra en el análisis genético de los pacientes para comprobar si un transplante está teniendo éxito, y en el caso de que no sea así y vuelva a entrar en actividad la médula ósea original del paciente, poder detectarlo con anterioridad. Para llevar a cabo esta investigación el departamento de identificación genética de la universidad ha trabajado con el equipo del departamento de hematología del Hospital Marqués de Valdecilla de Santander, dirigido por el doctor Carlos Richard. "Nos pusimos en contacto con el Hospital de Valdecilla porque es un centro referencia en transplantes de este tipo", señala Martínez de Pancorbo. El doctor Richard requirió la colaboración de los donantes y los pacientes que se habían sometido con éxito a un transplante de médula y les extrajo muestras de sangre y de saliva que posteriormente se analizaron en la UPV. La prueba contó con un total de 56 pacientes y la mayoría de sus respectivos donantes, 42 en concreto, ya que el resto, o bien fueron personas que no se pudieron localizar o bien se trataba de donantes anónimos. "Quimerismo mixto" Gracias a una primera fase de este análisis se puede conocer cuáles de los pacientes presentan "quimerismo mixto", es decir, cuántos tienen dentro de su médula ósea células del donante y células del paciente. Este hecho no tiene por qué ser indicativo de que exista enfermedad alguna, porque como señala Martínez de Pancorbo "se puede dar el caso de un quimerismo mixto en el que las células del paciente son células sanas". En una segunda fase del análisis se estudia si esas células "originales" del paciente son cancerígenas o no. En el supuesto de que existan células tumorales, se podrá detectar a priori una posible recaída del paciente. Por otra parte, si después de analizar su sangre se descubre que su médula no está infectada con células cancerígenas, hay que pensar que la causa de la recaída del paciente es otro factor ajeno a la leucemia. Este trabajo ya se ha empezado a aplicar en enfermos con recaídas. Se han analizado sus características genéticas y los resultados obtenidos han sido muy variados. Por un lado, se identificaron casos en donde había vuelto a entrar en actividad la médula defectuosa y por otro, se descubrieron casos en los que la recaída era consecuencia de otros factores diferentes.

El papel de la médula

Día a día se van descubriendo nuevos datos sobre el trasplante de médula ósea, procedimiento que hace menos de dos décadas se encontraba estrictamente en fase de investigación. En estos momentos está reconocido como un tratamiento efectivo para algunos tipos de cáncer, como la leucemia y el linfoma. En los ensayos clínicos también se está evaluando la posibilidad de utilizar este procedimiento en otros tipos de cáncer, incluyendo tumores cerebrales, cánceres de huesos y del tejido conectivo (sarcomas), melanoma (cáncer de piel), y cánceres de mama y pulmón. En el trasplante de médula ósea, la del paciente es reemplazada por una cierta cantidad de médula sana de un donante compatible o del propio paciente. El éxito del trasplante está condicionado por diversos factores que incluyen la condición física del paciente y la enfermedad específica, el tipo de trasplante y de lo conveniente que haya sido la médula donada. A la hora de realizar un transplante de médula ósea se reduce al mínimo, a través de grandes dosis de fármacos y quimioterapia, el sistema inmunológico del paciente para que éste sea capaz de soportarlo. De ahí que un transplante de estas características sea tan delicado, porque se daña la médula ósea, lo que supone que el paciente sea vulnerable a las infecciones e incapaz de combatirlas. La nueva técnica desarrollada por la UPV permite definir con mayor exactitud las causas de una recaída en los pacientes trasplantados. Los cuatro millones que ha costado el proyecto, iniciado en 1995, han sido aportados por el Gobierno vasco, la Fundación Gangoiti y la UPV. "Aunque el proyecto ha terminado en cuanto a que ya se aplica en pacientes, seguimos trabajando para determinar en un futuro si se puede o no predecir un diagnóstico", concluye Martínez de Pancorbo.

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