La acusación de Clinton invita al Senado a comprobar la credibilidad de Monica Lewinsky
Sin tregua. Ayer, los congresistas republicanos que ejercen como fiscales en el juicio contra Bill Clinton que se sigue en el Senado de EEUU se concentraron en la necesidad de que Monica Lewinsky testifique ante los senadores para demostrar que el presidente trató de obstruir la Justicia. Mientras, las ramificaciones del caso crecieron con la destitución del director de la publicación de los médicos estadounidenses por querer hacer pública una encuesta en la que los estudiantes de secundaria opinan lo mismo que su presidente. Es decir: que una felación no es equivalente a sexo.
"Si se cree el testimonio de Monica Lewinsky ante el Gran Jurado del pasado agosto, y es muy creible, entonces, el presidente de Estados Unidos adoptó conscientemente a partir de diciembre de 1997 una actitud de mentir personalmente e incitar a otros a mentir, primero en un caso civil, el presentado contra él por Paula Jones, y luego en uno criminal, la investigación llevada a cabo por el gran jurado del fiscal Kenneth Starr", dijo ayer en el Senado el congresista republicano Bill McCollum, en la segunda jornada del juicio contra Bill Clinton consagrada a la exposición de las acusaciones. McCollum instó a los senadores a citar como testigo a Lewinsky si tienen dudas sobre la credibilidad de la ex becaria de la Casa Blanca. Como en tantas ocasiones a lo largo del culebrón, la jornada de ayer produjo un escándalo paralelo. Fue el despido de George Lundberg, director durante 17 años de The Journal of the American Medical Asssociation (JAMA). Lundberg, según Ratchliffe Anderson, el vicepresidente del gremio de los médicos estadounidenses, es culpable de "haber implicado de modo inapropiado e inexcusable a nuestra asociación en un debate que no tiene nada que ver con la ciencia o la medicina".Posible apoyo a Clinton
El pecado de Lundberg es haber ordenado la publicación en la edición del JAMA del próximo día 20 de una encuesta sobre lo que piensan sobre el sexo 599 estudiantes norteamericanos de bachillerato. La principal conclusión es que el 59% cree, como Clinton, que el sexo oral -el contacto entre la boca de una persona y los genitales de otra- no constituye sexo. Lundberg es sospechoso de tratar de favorecer al presidente. En el mismo momento en que se difundía esa noticia, el congresista McCollum argumentaba en el Capitolio que Clinton mintió en su declaración ante el gran jurado del pasado agosto cuando reiteró su tesis de que las felaciones que le practicó Lewinsky en el Despacho Oval no constituyeron relaciones sexuales. Por si quedan dudas, invitó a los senadores a escuchar a Lewinsky para hacerse una mejor idea sobre este escabroso punto. A diferencia de la sobriedad de sus colegas de acusación del día anterior, McCollum comenzó su intervención con una referencia al "maravilloso espectáculo" que ofrecían ayer los árboles congelados de Washington. Cientos de miles de habitantes no veían así la lluvia helada caída sobre la ciudad, que provocó multitud de cortes de electricidad y teléfono, caídas de postes y árboles, accidentes, resbalones de peatones y cierres de colegios. Pero, estos males no afectaban a las dos instituciones de la avenida de Pennsylvannia: la Casa Blanca y el Capitolio. El titular de la Casa Blanca, Clinton, estaba fuera de la ciudad, presidía un acto organizado por el reverendo Jesse Jackson en el World Trade Center de Nueva York. Mantenía así su política de expresar indiferencia ante su juicio y concentrarse en lo que llama "los negocios del pueblo". Clinton los detallará en su discurso sobre el estado de la Unión ante el Congreso el próximo martes. En el Capitolio, entretanto, los acusadores seguían desgranando hechos y argumentos. McCollum reiteró los relativos al presunto delito de obstrucción a la justicia presentados la noche anterior con mucha más efectividad por su colega Asa Hutchinson. Clinton, insistió McCollum, intentó comprar el silencio de Lewinsky consiguiéndole, a través de su amigo Vernon Jordan, un trabajo; entrenó a su secretaria, Betty Currie, sobre lo que debía decir si era preguntada respecto al caso, e instó a varios miembros de la Casa Blanca a propagar la idea de que Lewinsky era una devoradora de hombres que había intentado seducirle sin éxito. Georges Gekas, otro de los 13 congresistas republicanos que hacen de fiscales, insistió en una idea adelantada también el día anterior. "Haríamos un daño terrible a muchas de nuestras compatriotas, y en particular las mujeres que denuncian acoso sexual, si aceptamos la idea de Bill Clinton de que mentir bajo juramento sobre sexo es aceptable". La acusación concluirá hoy su exposición. A partir del martes, la defensa dispondrá de tres jornadas de protagonismo.
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