Músicos norteamericanos de jazz tocan gratis en el festival de La Habana
Homenaje a Max Roach en la capital cubana
El bloqueo o embargo musical parece tener los días contados. Figuras del jazz como Jack de Johnette, Steve Turre, Roy Hargrove, Jane Bunnett, Michel Camilo, Danilo Pérez o David Sanchez viajaron a la isla desde Estados Unidos respondiendo con entusiasmo a la invitación de Chucho Valdés, director del Festival Jazz Plaza 98, que en esta edición rinde homenaje al legendario batería Max Roach. En La Habana, las descargas han durado hasta al amanecer y, por vez primera, la SGAE entregó un premio de jazz latino al que optaron 30 obras de ocho países iberoamericanos.
El festival Jazz Plaza 98 comenzó el día de San Lázaro o Babalú Ayé. Es el santo de Chucho Valdés, director de la orquesta Irakere y principal animador del evento internacional. Al prestigio personal del pianista cubano se debe en buena parte la presencia de las estrellas del jazz que han viajado hasta La Habana para tocar sin cobrar un dólar por ello. Y también a la poderosa fascinación que, desde siempre, los ritmos cubanos han ejercido en los músicos norteamericanos. Para muchos, como el dominicano Michel Camilo o el panameño Danilo Pérez, tocar en Cuba era un viejo sueño. Las ganas de compartir y pasarlo bien fueron la tónica dominante de estos días. Décadas de prohibiciones y limitaciones se desbordaron en un sentimiento de libertad y la alegría del reencuentro. Y no sólo los músicos no cobraron por tocar en Cuba, sino que Roy Hargrove fue aún más lejos. El trompetista estadounidense desembarcó sin avisar una noche en el club La Zorra y el Cuervo. Pagó cinco dólares por entrar como cualquier otro turista y luego se tomó una copa y volvió a cotizar. Sólo después de un rato subió al escenario del pequeño local y dió toda una exhibición de trompeta ante la atenta mirada del batería Jack de Johnette.Las descargas nocturnas en La Zorra y el Cuervo, el bar Elegante del hotel Riviera o el Club Imágenes, fueron a veces tan mágicas y poderosas como los conciertos principales. Orlando Valle Maracas, Roberto Carcassés, Yosvanny Terry o los integrantes de Havana Ensemble se tutearon con los ilustres visitantes demostrando que el jazz latino es una realidad tangible.
El festival, por el que han pasado más de una veintena de grupos entre cubanos y extranjeros, tuvo una oferta tan rica que fue difícil para el público escoger entre los buenos conciertos que había a la misma hora en distintos puntos de la ciudad.
En la sala Avellaneda del teatro Nacional, el trío del pianista gaditano Chano Domínguez ofreció su original jazz impregnado de Andalucía. Se metieron al público en el bolsillo con una exquista versión instrumental de Cómo fue, el bolero cubano que popularizó Beny Moré. También han actuado estos días en La Habana, dentro de la representación española, el grupo del pianista David Peña Dorantes y el guitarrista Ximo Tébar.
Noche memorable
Hasta ahora la noche memorable del Latin jazz se produjo el viernes en la Casa de Cultura de Plaza. Allí se encontraron el timbalero cubano Changuito y el conguero puertorriqueño Giovanni Hidalgo durante la actuación de la magnífica banda del trombonista Steve Turre, que asombró con el manejo musical de sus conchas marinas.Luego Roy Hargrove y los suyos dejaron constancia de su talento ilimitado. Los suyos fueron, entre otros, el saxofonista puertorriqueño David Sánchez y el batería cubano Horacio Hernández. El Negro Hernández volvía a casa por unos días tras haberse fugado hace años aprovechando una gira por el extranjero con Gonzalo Rubalcaba. Pudo entrar. Las cosas están cambiando.
Uno de los momentos destacados del festival fue la entrega, el sábado, del premio Iberjazz 98, una iniciativa de la Sociedad General de Autores y Editores y la Fundación Autor, nacida con la vocación de impulsar la creación de obras de jazz escritas por compositores iberoamericanos.
Entre las seis obras finalistas, interpretadas en el teatro Nacional por una big band de 18 músicos, ganó Reflexiones, del cubano Jorge Luis Triana, quien recibió 1.500.000 pesetas de premio y el estímulo de que su composición formará parte del repertorio que Irakere llevará el próximo año por los 10 festivales de jazz más importantes del mundo.
El segundo premio, dotado con 600.000 pesetas, fue compartido por las obras ¡Imaginarium! e Iberiada, de los españoles Pedro Linares y Narciso Vidal, mientras que el tercero, de 300.000 pesetas, fue para otro español, Miguel Ángel Blanco, por En tu ausencia.
El jurado lo presidió Chucho Valdés, quien esa misma noche presentó también el Diccionario de Jazz Latino, de Nat Chediak, editado para la Fundación Autor por el cineasta Fernando Trueba. Los miembros del jurado fueron el argentino Carlos Franchetti, el español Joan Albert Amargós, el dominicano Michel Camilo -quien llegó ayer con retraso a La Habana- y el norteamericano Fernando González.
Para la clausura del festival, hoy lunes, está prevista la presencia del batería neoyorquino Max Roach en un concierto que reunirá a la mayoría de los participantes acompañados por la orquesta del Gran Teatro de La Habana.
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